30 de abril de 2011

Holanda se viste de naranja para celebrar el "Día de la Reina"

Las calles se llenaron de ferias, concursos, bailes, picnis, música y fuegos artificiales para celebrar el día nacional holandés, el “Koninginnedag”, la fiesta popular conocida como el “día de la reina”.
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Siguiendo la costumbre de la reina Beatriz y su familia de visitar 2 o 3 localidades distintas de su país cada 30 de abril, 100.000 holandeses les dieron la bienvenida en la provincia de Limburg, junto a 1.300 policías encargados de la seguridad real.

La Familia Real llegó en autobús el sábado por la mañana a la localidad de Thorn, en Limburg, para participar de las celebración junto a los habitantes de esta ciudad. Allí fueron recibidos por el alcalde Stef Strous, y por el Comisario de la Reina en Limburg, León Frissen. Posteriormente la Familia real se dirigió hacia Weert, población también situada en esa provincia holandesa.

La reina, sus tres hijos y respectivas esposas, así como la princesa Margarita -hermana de Beatriz- participaron de las diferentes actividades populares organizadas con motivo de la visita. En todas partes hay un constante: el uso del color naranja -símbolo tradicional de la familia reinante- y los brindis en nombre de la reina.

Cumpliendo con la tradición establecida en 1885 para conmemorar el cumpleaños de la reina Wilhelmina, los holandeses tomaron sus calles para celebrar el “Día de la Reina”, la conmemoración anual que tiene como protagonista a la reina. Se celebra cada 30 de abril -cumpleaños de la fallecida reina Juliana- pero una encuesta revela que el 1 % de los holandeses cree erróneamente que la fiesta conmemora el cumpleaños de Beatriz.

La reina es cada vez más popular

El periódico holandés “De Volkskrant” informa que la mitad de holandeses consultados en una encuesta del instituto demoscópico TNS NIPO desea que la reina abandone el trono, en favor de su hijo mayor, el príncipe heredero Guillermo-Alejandro, en el año 2013, cuando Beatriz cumpla los 75 años.

En una rueda de prensa, el primer ministro holandés, Mark Rutte, indicó no tener ningún indicio de una pronta abdicación de la reina Beatriz, afirmando que “solo hay una persona que tratará sobre este tema y ella es la Jefe de Estado, la reina”.

A pesar de que gran parte de ciudadanos holandeses desean, de buena voluntad, una pronta “jubilación” de su reina, la encuesta pone en evidencia que la monarquía holandesa goza de buena salud y es apoyada de forma masiva. El 90 % de los holandeses afirma preferir la monarquía a una “República holandesa”.

Tres de cada diez holandeses cree, sin embargo, que la reina no debería tener influencia en los asuntos políticos del país. Hoy su popularidad es mayor que años anteriores, como refleja una encuesta hecha por la televisión pública holandesa, NOS. Este sondeo ubica a la princesa Máxima, nacida en nuestro país, a la cabeza de la popularidad, seguida por su suegra la reina y por su marido, el príncipe Guillermo.

Los orígenes del Koninginnedag

El 31 de agosto de 1885, con motivo del quinto cumpleaños de la princesa Guillermina, se celebró por primera vez el "Día de la Princesa". La iniciativa partió de sectores liberales que deseaban promover el sentido de unidad nacional en el país. 

Tras la muerte de Guillermo III en 1890, el Día de la Princesa se convirtió en el Día de la Reina. Debido a la coincidencia de la fecha con el final de las vacaciones veraniegas, el día se convirtió pronto en una festividad infantil. Guillermina fue coronada reina de los Países Bajos el 6 de septiembre de1898, una semana después de cumplir la mayoría de edad.

La celebración tomó un nuevo cariz en 1902, después de una grave enfermedad de la reina. La noticia de su recuperación fue recibida con alegría en todo el país, y el Día de la Reina fue celebrado ese año como una verdadera fiesta popular. La Familia Real no participaba en las manifestaciones populares, a menos que hubiera un motivo especial, como el cumpleaños 50 de la reina, en 1930. El Día de la Reina siguió celebrándose el 31 de agosto hasta 1948.

En los tiempos en que la reina Emma -madre de Guillermina- vivía durante el verano en el Palacio Stoestdijk, era costumbre que el cercano pueblo de Baarn le llevara flores por su cumpleaños, cada 2 de agosto. Después de casarse, la princesa Juliana se fue a vivir a ese palacio y la tradición de la ofrenda floral se trasladó a la fecha de su cumpleaños, el 30 de abril. Cuando Juliana fue coronada, el Día de la Reina quedó fijado en el día de su cumpleaños y la ofrenda de flores se convirtió en una manifestación nacional.

Este evento empezó a ser transmitido por televisión a partir de los años 50. En los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, el Día de la Reina era un día laborable. Con el transcurso de los años se fue convirtiendo en un día libre para más y más gente, de manera que acabó convirtiéndose en día festivo en todo el país.

Tras la coronación de la reina Beatriz el 30 de abril de 1980, la nueva soberana decidió mantener la festividad conmemorando la fecha de su acceso al trono. De esta manera también se honraba a su madre, Juliana, manteniendo la festividad el día de su cumpleaños. Además, desde un punto de vista práctico, la fecha de cumpleaños de la reina Beatriz (31 de enero, en pleno invierno) es poco propicia para festividades.

En tiempos de la reina Juliana se celebraba el 05 de septiembre un desfile, para el que la familia real al completo se situaba en la escalinata del Palacio Soestdijk. Gran cantidad de holandeses desfilaban portando regalos y flores con los que se cubría la escalinata del palacio. 

Por la mañana desfilaban todos los escolares hasta el ayuntamiento de cada localidad para cantar varias canciones patrióticas frente al alcalde. En muchos pueblos y ciudades se celebraban a continuación juegos infantiles. El día se cerraba con una marcha con linternas de papel. En muchos lugares se organizaban (y se siguen organizando) eventos para jóvenes y adultos, como actuaciones de grupos musicales.

La actual reina, Beatriz, suele visitar una o dos localidades de los Países Bajos con varios miembros de la familia real. Su visita suele ser celebrada con exhibiciones de bailes folclóricos, de deportes y de canciones.

Siguiendo la tradición, el Día de la Reina es el único día en que no se requiere permiso de las autoridades para vender bienes en la calle (si bien excluyendo generalmente la venta de bebidas y y alimentos). De esta forma el país entero se llena de mercadillos en los que los holandeses venden todo tipo de objetos de segunda mano. El ambiente festivo es especialmente intenso en las grandes ciudades, como Ámsterdam, que en esta fecha suele atraer alrededor de medio millón de visitantes.

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