El enlace del Príncipe Guillermo se celebrará en el mismo lugar, la Abadía de Westminster, 87
años y 3 días después de que se celebrara la boda de los bisabuelos del
Príncipe Guillermo, Alberto (Duque de York y futuro Rey Jorge VI) con Lady
Elizabeth, hija de los Condes de Strathmore.
Anteriormente la multisecular Abadía de Westminster ha
servido de magno y sacro escenario para las bodas de ocho miembros de primera
línea de la Monarquía Británica, desde que la Princesa Patricia de Connaught
-prima del Rey Jorge V- se casara, en el invierno de 1919, con Alexander
Ramsay, el primer hombre sin título de nobleza en ingresar, por matrimonio, al
seno de la Casa de Windsor. Tres años después, se celebró allí el enlace de la
Princesa Mary, única hija mujer de Jorge V, con el vizconde Lascelles.
Posteriormente, dos hijos de Jorge V (Alberto y Jorge, Duque de Kent)
contrajeron matrimonio bajo las imponentes arcadas góticas del templo, en 1923
y 1934, respectivamente.
Las dos hijas de Jorge VI, Isabel y Margarita, celebraron
allí sus respectivas bodas en 1947 y 1960. Apelando a la escasez de carbón y a
la crisis económica del país, Jorge VI propuso reducir los gastos de la boda de
la Princesa Isabel organizando una sencilla ceremonia en la capilla de St.
George, en Windsor, pero la princesa y la reina insistieron en que el enlace se
celebrara a lo grande.
Según revelan los documentos del Archivo Nacional sobre
las circunstancias que rodearon aquel matrimonio, la joven Princesa Isabel
recibió del Gobierno, como el resto de novias de la época, 200 cupones extra
para el traje nupcial. Las británicas, generosas pese a la precariedad,
inundaron con cupones suplementarios a la futura esposa, que hubieron de ser
devueltos porque su intercambio era ilegal.
El joven matrimonio recibió entonces regalos de todas partes
del mundo, incluyendo un caballo y 500 latas de piñas en almíbar. Desde
Australia llegaron, para la que cinco años más tarde sería coronada reina, 131
pares de medias de nylon, un tesoro con el que soñaban las mujeres de toda
condición social. El Instituto de Diseñadores de Ropa en Nueva York envió 25
vestidos nupciales, de los que 20 fueron repartidos entre otras prometidas.
En
la lista de 2.500 presentes figuraban artefactos tan prácticos, y entonces tan
modernos, como un aspirador, una maquina de coser o un pelapapas. El regalo de
Gandhi, un paño de encaje para cubrir una bandeja, causó gran revuelo, al ser
confundido con uno de los taparrabos que solía llevar el líder indio. La Reina
María, abuela de Isabel, confesó a una amiga que el tejido de encaje hecho a
mano era “poco delicado”, confundiendo la carpetilla que cubría la bandeja con
las vestiduras del líder indio.
La boda en Westminster de la princesa Margarita rompió con
todos los precedentes: se trató de la primera vez que una princesa inglesa se
casaba con un plebeyo desde el casamiento de la Princesa Cicely, hija de
Eduardo II. La princesa Ana y el capitán Mark Phillips (1973) y el Duque de
York y Sarah Ferguson (1986) pronunciaron allí sus votos matrimoniales con la
típica e ineludible pompa real británica, y los acontecimientos fueron
televisados a todo el mundo.
Estos dos últimos matrimonios terminaron en
divorcio, al igual que el del Príncipe Carlos, que como heredero del trono optó
por la más amplia y lujosa Catedral de St. Paul para su multitudinaria boda con
Diana Spencer en julio de 1981. Cabe destacar también el curiosísimo hecho de
que, en 1947, la Abadía sirvió como escenario de la boda de los padres de Lady
Diana Spencer, los abuelos maternos del Príncipe Guillermo.
La magnífica iglesia, uno de los edificios góticos más
importantes del Reino Unido, es “Royal Peculiar”, es decir que está
directamente bajo la jurisdicción del monarca, que en Inglaterra es también
Gobernador Supremo de la Iglesia Anglicana, y no de una diócesis, pero se
autofinancia gracias a la venta de entradas a turistas y a los donativos.
Aunque es una de las principales atracciones turísticas de la capital
británica, la iglesia situada junto al Parlamento de Westminster, es todavía
una iglesia activa y en ella se celebran varios servicios religiosos diarios.
La Abadía de Westminster ha sido también a lo largo de su
historia testigo de 38 coronaciones, la primera de las cuales, la de Guillermo
el Conquistador, se celebró en la Navidad de 1066. Las cuatro últimas
coronaciones ocurrieron en el siglo XX: al ser coronado Eduardo VII (1902), sus
numerosas amantes tuvieron una tribuna especial, muy cercana a la tribuna de la
realeza, y la Reina Alejandra casi llega tarde a la ceremonia.
La coronación de
Jorge VI (1937) fue la primera en ser transmitida por radio, no sin que antes
se hubieran realizado serias protestas, por el miedo de religiosos, cortesanos
y políticos a que algún súbdito estuviera escuchando las transmisiones de la
radio con el sombrero puesto. Finalmente, la coronación de Isabel II, el 2 de
junio de 1953, fue la primera en ser televisada al mundo por la cadena BBC.
La imponente iglesia gótica actual, cuyo nombre formal es
Iglesia Colegiata de San Pedro de Westminster, empezó a construirse durante el
reinado de Enrique III en 1245. Su propio sepelio, en 1272, convirtió el
principal lugar para los entierros reales durante 500 años.
Desde entonces, 17
monarcas han sido sepultados en esta necrópolis real, convertida en un mausoleo
nacional con más de 3.000 tumbas de algunas de las figuras británicas más
reconocidas en todos los ámbitos, desde Isaac Newton hasta Lawrence Olivier,
pasando por Charles Dickens o Charles Darwin. Otras personalidades son
conmemoradas, como Winston Churchill o William Shakespeare, y hay también una
estatua en honor de monseñor Romero, el arzobispo de San Salvador asesinado en
su país el 24 de marzo de 1980.
En la parte occidental está la tumba del
soldado desconocido, cuyo cuerpo fue trasladado desde Francia para ser
enterrado el 11 de noviembre de 1920, coincidiendo con el segundo aniversario
de la firma del armisticio de la Primera Guerra Mundial. Cabe señalar también
que en la Abadía han tenido lugar las suntuosas ceremonias fúnebres de
personajes tan emblemáticos de la Historia contemporánea inglesa como Sir
Winston Churchill (1965) y Lord Louis Mountbatten (1979). Los multitudinarios
funerales por la madre del Príncipe Guillermo, Diana, se celebraron allí en
1997.
La abadía tiene la bóveda gótica más alta de Inglaterra, de
31,1 metros, que fue diseñada para parecer más grande construyendo pasillos
estrechos con el objetivo de impresionar al visitante. El suelo que hay frente
al gran altar en el que se celebran las coronaciones y las bodas fue decorado
en estilo cosmatesco por operarios traídos expresamente de Roma, siendo uno de
los diseños más grandes de este tipo que se conservan en el mundo.
Fue sacado
de la abadía durante los bombardeos nazis de Londres en la Segunda Guerra
Mundial, una época en la que por seguridad la silla de la coronación fue
trasladada a la catedral de Gloucester y en la que la piedra de coronación
-utilizada originalmente por los monarcas escoceses- se enterró en secreto en
la misma abadía. Una de las campanas de la abadía, en el conjunto situado en la
torre noroeste del templo, sirve para anunciar la muerte de un miembro de la
familia real o del deán de Westminster.
DARÍO SILVA-D'ANDREA