Son cada vez más los detalles acerca de cómo será la boda
del príncipe Guillermo y Kate. En este artículo, en breves palabras, las claves
para entender las historias, anécdotas y novedades que rodean a la boda
principesca.
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El novio: el heredero del heredero
William Arthur Philip Louis nació el 29 de julio de 1982 en
el Hospital St. Mary de Paddington (Londres). Es el hijo mayor de Carlos,
príncipe de Gales y heredero del trono, y de Diana Spencer, divorciados en
1996. Es el segundo en la línea de sucesión y será el primer monarca -desde
Carlos II- con sangre puramente inglesa. Desciende de Carlomagno, Gengis Khan,
el Cid, William el Conquistador, Enrique VIII, Jorge III y la reina Victoria.
Es, junto a su abuela Isabel II, uno de los miembros más queridos y respetados
de la Familia Real británica. Como hijo primogénito del Príncipe de Gales, está
destinado a ser, tras su abuela y su padre, el 44º monarca de Inglaterra y el
4º rey llamado William.
La novia: Catherine Elizabeth Middleton
Nacida en 1982 en Reading (afueras de Londres), Kate es la
mayor de los tres hijos de Michael Middleton -programador de vuelos de British
Airways- y de Carole Harrison -antigua azafata- que se hicieron millonarios con
su empresa de artículos para fiestas.
Los Middleton enviaron a sus hijos -Kate, Philippa y James- a los
mejores colegios privados y universidades del país, frecuentados por la
aristocracia. Kate se crió en Bucklebury, en el condado de Berkshire, cerca de
Londres, y asistió a los colegios St.Andrew y el prestigioso Marlborough
College, en el condado de Wiltshire. Después fue a la universidad de
St.Andrews, también muy elitista, donde compartió departamento con el príncipe
durante cuatro años, al tiempo que empezó a salir con él.
De las minas al palacio
La familia Middleton procede de la ciudad norteña de Leeds,
donde tienen una historia comercial y de activismo municipal, y parte de la
materna fueron obreros en unas minas de Durnham, propiedad de los condes de
Strathmore, la familia de la bisabuela del príncipe William. John Harrison
comenzó a trabajar en 1881 en la mina de Hetton –en el noreste de Inglaterra–.
Allí trabajaron también su hijo y su nieto. Sería el bisabuelo de Kate, Thomas
Harrison, quien abandonara las profundidades para ganarse la vida. Muerto su padre
en la Primera Guerra Mundial, su madre le situó como aprendiz de carpintero.
Más tarde se trasladó a Londres -en Ealing, al oeste de la capital–. Su hija
Dorothy se casó en 1953 con Ron Goldsmith y de esa unión nació Carole en 1955,
la futura suegra del futuro rey de Inglaterra.
La Abadía de Westminster, el magnífico escenario
Cuando Kate Middleton camine hacia el altar y las notas de
un impresionante órgano y coro suenen, pasará junto a esculturas invaluables,
pinturas medievales y tumbas de pasados reyes y reinas. La impresionante
iglesia gótica que sigue en pie hoy en día, considerada una de las mejores de
Gran Bretaña, fue en su mayor parte construida por el Rey Enrique III en el
siglo XIII. Sus contrafuertes volados, sus ventanas con vitrales y su bóveda de
31 metros, la más alta en Inglaterra, costó US$ 80.000, una cifra exorbitante
para la época. Tanto que llevó a la bancarrota a Enrique III, según cuenta Tony
Trowles, autor del libro Tesoros de la abadía de Westminster.
Las tumbas más célebres del reino
La abadía es también el sitio de morada final de los
pensadores más importantes de la nación, artistas y hombres de estado,
incluyendo a los científicos Isaac Newton y Charles Darwin, escritores y poetas
como Charles Dickens y Geoffrey Chaucer, y el compositor George Frederic
Handel. El templo también cuenta con delicadas pinturas medievales, incluyendo
un mural del siglo XIII de Cristo con San Cristóbal y Santo Tomás que yació
escondida entre dos monumentos hasta 1934 cuando fue desempolvada durante una
limpieza.
Escenario de grandes pompas
Durante todo el siglo XX, la abadía sirvió de escenario para
las bodas de la princesa Patricia y Alexander Ramsay (1919), de la princesa
María y Henri Lascelles (1922), del futuro Jorge VI y Elizabeth Bowes-Lyon
(1923), del duque de Kent con la princesa Marina de Grecia (1934), de la reina
Isabel II con Felipe Mountbatten (1947), de la princesa Margarita con Anthony
Armstrong-Jones (1960), de la princesa Alejandra con Angus Ogilvy (1963) y del
príncipe Andrés con Sarah Ferguson (1986). Se han celebrado allí las
coronaciones de todos los reyes de Inglaterra, hasta Isabel II (1953) y los
espectaculares funerales de Lord Mountbatten, asesinado por el IRA (1978) y de
la princesa Diana, muerta en un accidente (1997).
Títulos para los recién casados
El título de la nueva dama de la familia y futura reina será
un secreto que solamente se revelará el día del enlace. Es posible que Kate
pase a llamarse “Princesa William de Gales” con el tratamiento de Alteza Real,
o “Princesa Catherine”, aunque lo más seguro es que la reina Isabel regale a su
nieto el título de Duque para compartir con su mujer. Entre los ducados que
puede recibir el príncipe están los de Cambridge, Clarence, Albany, Connaugth,
Cumberland, y Kendall. Algunos creen que William recibirá el título de Duque de
Cambridge, creado en 1664 para el príncipe James, uno de los hijos de James II
de Inglaterra. El último en utilizarlo fue el príncipe Adolfo, hijo de Jorge
III, fallecido en 1850. Otros se inclinan por el Ducado de Clarence, usado por
primera vez en 1362 por un hijo de Eduardo III, y por última vez por el
desafortunado príncipe Alberto Víctor -nieto de la reina Victoria- de quien se
dice que fue el verdadero Jack el Destripador.
La sexta Reina Catherine
Cuando el príncipe Carlos herede la Corona Británica,
William y Kate quedarán convertidos en Príncipes de Gales, un título que se
concede a los herederos del trono inglés desde el siglo XIV. Cuando el príncipe
William se convierta en rey, Kate -cuyo nombre es Catherine Elizabeth- será la
Reina Consorte, y la sexta reina de Inglaterra llamada Catherine. Antes que
ella estuvieron tres de las seis esposas de Enrique VIII –la hispánica Catalina
de Aragón y las inglesas Catherine Howard y Katherine Parr- así como la
francesa Catherine de Valois (esposa de Enrique V) y la portuguesa Catalina de
Braganza, esposa de Carlos II.
No será la primera reina plebeya
Contrariamente a lo que afirman muchos, Kate Middleton no
será la primera plebeya en emparentar con la realeza de Inglaterra. A finales
de la Edad Media, en tiempos de los Tudor, muchos matrimonios reales fueron con
gente de rango inferior y por amor. Y quizá el caso más destacado es el de
Enrique VIII, que en su turbulenta vida marital actuaba más movido por la
lujuria y el amor que por motivos dinásticos. Provenientes de la aristocracia
inglesa son Elizabeth Bowes-Lyon (1900-2002), esposa de Jorge VI, o Lady Diana
Spencer, madre del príncipe Guillermo, mientras que la Duquesa de Kent, la
Duquesa de Gloucester y la ex esposa del Duque de York provienen de la clase
alta.
En Inglaterra, las plebeyas son bienvenidas
Cuando Isabel I murió sin descendencia y la corona quedó en
manos de sus primos escoceses, los Estuardo, que prohibieron los matrimonios
“desiguales”. Las normas no cambiaron sino hasta 1917, Jorge V autorizó por ley
el matrimonio de la realeza con plebeyos, para permitir nuevamente que los
miembros de la realeza se pudieran casar con ingleses y con inglesas. El
objetivo final era convertir a la Familia Real en el ejemplo perfecto de
familia británica, con matrimonios por amor y ejemplos de virtud, en lugar de
matrimonios por conveniencia y amantes por doquier para llenar la carencia de
pasión marital.
Hogar, dulce hogar
Después de su boda, William y Kate vivirán en Gales, en la
isla de Anglesey, donde el príncipe vive desde hace algunos años y llevado una
vida bastante normal. En algún lugar entre las colinas de la isla de Anglesey,
en la parte más noroccidental de Gales, vive el príncipe William y pronto la
que será la princesa Catherine. Llendo en tren desde Londres, el número de
casas es cada vez menor, las estaciones de ferrocarril se vuelven más pequeñas
y se multiplican las ovejas. Desde el tren las vistas son hermosas: al fondo el
mar y la costa escarpada, más cerca casas rurales que parecen sacadas de un
calendario, prados y talleres de coches medio abandonados. Según se dice,
William encontró en Anglesey algo que no tiene en ninguna otra parte: una vida
bastante normal. Allí alquila una casa, conduce su automóvil y compra
regularmente en el supermercado local. Incluso le es posible dar paseos en
solitario por la playa con Kate cuando ésta va de visita.
Los detractores de la monarquía
Una minoría de británicos cree que invertir en la Familia
Real es desperdiciar el dinero de los contribuyentes y que tener un monarca
hereditario como jefe de Estado es incompatible con la idea de la democracia
moderna. Las encuestas muestran que el apoyo de los británicos a la monarquía
oscila entre el 70% y el 75% y que éste se mantiene estable. Sin embargo, esto
no significa que el resto quiera deshacerse de la reina como jefa de Estado. En
verdad es difícil encontrarse con republicanos acérrimos. Los impulsores de una
campaña llamada “República” planean una fiesta callejera alternativa y
antimonárquica para el día de la boda del príncipe. Creen que el Reino Unido
necesita arrancar la monarquía del sistema para lograr que los políticos sean
más responsables de sus actos. “Nos gustaría que para 2025 la realeza haya
desaparecido o esté en proceso de hacerlo”, dice Graham Smith, uno de los
activistas de “República”.
Planean modificar la Ley de Sucesión
El Gobierno inglés está estudiando la posibilidad de reformar
las leyes de sucesión real para que permitir que cualquier futura hija del
príncipe William tenga los mismos derechos al trono que un hijo varón. Los
herederos varones de la familia real tienen preferencia al trono por la Ley de
Instauración de 1701, que también prohíbe al monarca casarse con una católica.
Según estas leyes vigentes el primer hijo varón del príncipe Guillermo y de su
prometida Kate Middleton se convertiría en el futuro rey, pese a que tuviera
una hermana mayor. Nick Clegg, viceprimer ministro británico, apuesta por un
cambio en las normas sucesorias: “Creo que mucha gente siente que si en estos
días y en esta época Kate y William tuvieran primero una hija, sería razonable
ver si podemos cambiar las tradiciones y convenciones, para que con el tiempo
pudiera acceder al trono”.-Darío Silva D'Andrea