El viaje de Estado de Barack Obama, y su esposa, Michelle, a Reino Unido nos ha dejado innumerables anécdotas del presidente de EE.UU. En estas ocasiones el protocolo es muy estricto y dicta cómo vestir y cómo actuar, algo que no siempre es fácil de cumplir.
Sin darse cuenta, Obama metió la pata en la cena de gala que Isabel II ofreció en su honor: el presidente estadounidense quiso hacer un brindis en agradecimiento a la Reina, pero no concluyó a tiempo y comenzó a sonar el himno británico. El presidente continuó con su discurso y para su sorpresa, Isabel II no pudo corresponderle al momento, porque estaba sonando el «God save the Queen». Al percatarse de su error, Obama esperó a que el himno terminara.
Esta no es la primera vez que el matrimonio Obama se salta el protocolo por sorpresa. En abril de 2009 la Primera Dama estadounidense abrazó a la Reina, cuando la Reina Isabel le hizo un afectuoso saludo. La cosa no tuvo más trascendencia, pero el protocolo es claro en este aspecto: no se puede tocar a Su Majestad.
También en España hemos tenido estampas antiprotocolarias. Don Juan Carlos fue el protagonista de una simpática escena cuando en enero de 2011 los embajadores de Marruecos y Honduras presentaron las cartas credenciales al Rey.Esta no es la primera vez que el matrimonio Obama se salta el protocolo por sorpresa. En abril de 2009 la Primera Dama estadounidense abrazó a la Reina, cuando la Reina Isabel le hizo un afectuoso saludo. La cosa no tuvo más trascendencia, pero el protocolo es claro en este aspecto: no se puede tocar a Su Majestad.
En medio de la ceremonia, el móvil de Don Juan Carlos empezó a sonar. Para sorpresa de los presentes, el politono de risa de un bebé que sonaba era el del Rey, que se excusó con un "Un momento que tengo un teléfono un tanto... perdón", mientras se abría paso, entre risas, hasta la mesa en la que había dejado su teléfono.
Uno de los saltos protocolarios más recordados ocurrió en la boda de la infanta Elena con Jaime de Marichalar. El 18 de marzo de 1995 Doña Elena contraía matrimonio en la catedral de Sevilla y con la emoción y los nervios del momento, olvidó realizar el tradicional gesto de permiso a su padre antes de dar el «sí quiero», al igual que le ocurrió a Doña Sofía en su propia boda con el Rey.
La última boda real europea también nos dejó simpáticas escenas. Guillermo de Inglaterra esperaba a Catalina Middleton en Westminster, cuando su abuela, la Reina Isabel II, recorría en carroza el camino hasta la abadía. El día salió un poco fresco, y la Soberana no dudó en ponerse una mantita azul sobre las piernas para protagarse del frío. Una vez llegada a la abadía, Isabel II tiró la mantita al suelo del carruaje y salió a saludar a su pueblo.
También Doña Letizia sufrió los efectos de un erróneo seguimiento del protocolo durante el viaje de los Príncipes de Asturias a Perú en noviembre de 2010. A la llegada al Palacio de Gobierno peruano, la Princesa salió por el otro lado del automóvil y nadie acudió a recibirla, mientras Don Felipe se puso a pasar revista a la Guardia de Honor. Alan García, presidente de Perú, se dio cuenta del error y pidió disculpas a la Princesa, a la que besó en la mano.
La Princesa de Asturias fue también protagonista de un fallo protocolario el último día de la Hispanidad, cuando en lugar de vestir traje corto o vestido (como se exigía a las señoras) optó por unos pantalones y una blusa, firmados por Felipe Varela, su modisto de cabecera.
Fuente: ABC