El "Trooping the Colour" consiste en la presentación al soberano de la bandera de los regimientos que se encargan de la guardia del palacio de Buckingham y es uno de los desfiles de mayor pompa y esplendor a los que se puede asistir en el mundo.
Desde que llegó al trono en 1952, con la excepción de 1955 a causa de una huelga ferroviaria, la reina ha asistido anualmente a este desfile que celebra la Guardia de Caballería en la gran explanada de Whitehall, el complejo de edificios del Gobierno.
Hasta allí llegó en un carruaje junto a su esposo, el duque de Edimburgo, que esta semana celebró su 90 cumpleaños y que iba vestido con el uniforme de coronel de la Guardia de Granaderos, con su reconocible casaca roja y gran morrión de piel de oso.
Les siguieron a caballo, entre otros, su primogénito y heredero de la corona, el príncipe Carlos, coronel de la Guardia Galesa, y el príncipe Guillermo, que participó por primera vez en el desfile con su nuevo grado de coronel de la Guardia Irlandesa.
Guillermo y su esposa Catalina, los duques de Cambridge, robaron parte del protagonismo a la reina, ya que era la primera vez que participaban en este desfile desde que se casaron en abril.
Seis semanas después y en sentido contrario, Catalina revivió el trayecto en carroza el día de su boda por el Mall, la gran avenida que une el Palacio de Buckingham con Whitehall, en esta ocasión acompañada por su cuñado, el príncipe Enrique, su suegra, la duquesa de Cornualles, y su tío político, el duque de York.
Tras el desfile, la familia real al completo regresó al palacio de Buckingham, donde salieron al balcón principal para presenciar la exhibición aérea con la que el ejército del aire se sumó a la celebración del 85 cumpleaños de la reina Isabel.