La monarquía absoluta que gobierna en Arabia Saudita ya ha invertido más de 89.000 millones de euros en aumentar los salarios, construir viviendas y financiar organizaciones religiosas entre otros gastos para neutralizar a la mayor parte de la oposición, según informa el diario estadounidense 'The New York Times'.
El rey Abdallah bin Abdulaziz ha gastado, al final, 41.000 millones de euros más de los 48.000 que prometió en febrero, desembolsos que comenzaron tras la caída del presidente Ben Ali en Túnez y de Hosni Mubarak en Egipto.
El monarca pagó un salario extra equivalente a dos meses a todos los funcionarios y gastó 48.000 millones de euros sólo en 500.000 unidades en viviendas para los pobres. A las organizaciones estrictamente musulmanas, incluyendo a la policía religiosa, destinó 137 millones de euros.
Apoyo religioso. Además, el Gobierno ha llevado una política de acercamiento con los poderes religiosos que le ha resultado muy beneficiosa, ya que el Gran Muftí, máxima autoridad religiosa en el país, proclamó una fatwa que afirmaba que el Islam prohíbe manifestarse en las calles.
Los clérigos musulmanes se dedicaron a transmitir con fuerza el mensaje del Muftí. "No les preocupa la seguridad del país. Todo lo que les preocupa es la confusión de los sexos. ¡Quieren que las mujeres conduzcan coches, quieren ir a las playas para ver a chicas en bañador!", denunció en uno de sus últimos sermones de los viernes Mohamed al Areefy, un joven y popular clérigo.
Aliado de Occidente y rey de su cortijo. Arabia Saudí es uno de los principales aliados de Estados Unidos. Mientras Washington ha presionado a otros países árabes o norteafricanos para que adoptaran medidas democráticas, ha mantenido un largo silencio sobre el Gobierno de Riad.
Barack Obama tampoco ha dicho se ha pronunciado sobre la intervención del ejército saudí para aplastar las revueltas que se han dado en Bahrein, que están en su zona de influencia.
Juego palaciego. "Por desgracia, hay una minoría en la familia real que no quiere cambiar. Es una minoría, pero muy influyente", afirma el príncipeTalal bin Abdulaziz, hermano del rey. "El problema es que algunos líderes no entienden lo que pasa y no aprenden las lecciones mientras estas cosas están pasando en sus narices. No aprenden las lecciones de la historia", añadió.
Un rey popular. El rey Abdallah I, de 87 años, es muy popular entre sus súbditos, que lo reconocen como un abuelo de la nación. Su Gobierno ha llevado a cabo unas pocas reformas muy significativas, como mejorar la educación primaria e incluir lecciones de inglés y mejorar las de ciencias en el plan de estudios.
Hace unos días, el poderosos Consejo de la Shura de Arabia Saudita, un órgano consultivo, se manifestó a favor de permitir votar a las mujeres en futuras elecciones locales.
En Jordania, el rey Abdallah II, decretó una amnistía general que beneficia a miles de presos, con motivo de la celebración de 12 aniversario al frente de la monarquía del país árabe. La amnistía, que beneficiará a muchos prisioneros políticos, excluye a los condenados por delitos relacionados con el espionaje, la seguridad del Estado, el tráfico de drogas, la violación, el asesinato premeditado y la financiación del terrorismo.
La medida coincide con un compromiso del monarca hachemita de llevar a cabo de forma "real y rápida" las reformas políticas prometidas ante la protestas acaecidas durante los últimos cuatro meses, inspiradas en las revoluciones de Túnez y Egipto.
El Comité del Diálogo Nacional creado por el rey jordano el pasado mes de marzo dio a conocer el lunes su propuesta de nuevas leyes, relacionadas con la elección de la cámara baja del Parlamento y la formación de partidos políticos. Abdallah II también creó un comité de revisión de la Constitución, que se espera haga públicas sus recomendaciones en un par de semanas.
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El monarca pagó un salario extra equivalente a dos meses a todos los funcionarios y gastó 48.000 millones de euros sólo en 500.000 unidades en viviendas para los pobres. A las organizaciones estrictamente musulmanas, incluyendo a la policía religiosa, destinó 137 millones de euros.
Apoyo religioso. Además, el Gobierno ha llevado una política de acercamiento con los poderes religiosos que le ha resultado muy beneficiosa, ya que el Gran Muftí, máxima autoridad religiosa en el país, proclamó una fatwa que afirmaba que el Islam prohíbe manifestarse en las calles.
Los clérigos musulmanes se dedicaron a transmitir con fuerza el mensaje del Muftí. "No les preocupa la seguridad del país. Todo lo que les preocupa es la confusión de los sexos. ¡Quieren que las mujeres conduzcan coches, quieren ir a las playas para ver a chicas en bañador!", denunció en uno de sus últimos sermones de los viernes Mohamed al Areefy, un joven y popular clérigo.
Aliado de Occidente y rey de su cortijo. Arabia Saudí es uno de los principales aliados de Estados Unidos. Mientras Washington ha presionado a otros países árabes o norteafricanos para que adoptaran medidas democráticas, ha mantenido un largo silencio sobre el Gobierno de Riad.
Barack Obama tampoco ha dicho se ha pronunciado sobre la intervención del ejército saudí para aplastar las revueltas que se han dado en Bahrein, que están en su zona de influencia.
Juego palaciego. "Por desgracia, hay una minoría en la familia real que no quiere cambiar. Es una minoría, pero muy influyente", afirma el príncipeTalal bin Abdulaziz, hermano del rey. "El problema es que algunos líderes no entienden lo que pasa y no aprenden las lecciones mientras estas cosas están pasando en sus narices. No aprenden las lecciones de la historia", añadió.
Un rey popular. El rey Abdallah I, de 87 años, es muy popular entre sus súbditos, que lo reconocen como un abuelo de la nación. Su Gobierno ha llevado a cabo unas pocas reformas muy significativas, como mejorar la educación primaria e incluir lecciones de inglés y mejorar las de ciencias en el plan de estudios.
Hace unos días, el poderosos Consejo de la Shura de Arabia Saudita, un órgano consultivo, se manifestó a favor de permitir votar a las mujeres en futuras elecciones locales.
En Jordania, el rey Abdallah II, decretó una amnistía general que beneficia a miles de presos, con motivo de la celebración de 12 aniversario al frente de la monarquía del país árabe. La amnistía, que beneficiará a muchos prisioneros políticos, excluye a los condenados por delitos relacionados con el espionaje, la seguridad del Estado, el tráfico de drogas, la violación, el asesinato premeditado y la financiación del terrorismo.
La medida coincide con un compromiso del monarca hachemita de llevar a cabo de forma "real y rápida" las reformas políticas prometidas ante la protestas acaecidas durante los últimos cuatro meses, inspiradas en las revoluciones de Túnez y Egipto.
El Comité del Diálogo Nacional creado por el rey jordano el pasado mes de marzo dio a conocer el lunes su propuesta de nuevas leyes, relacionadas con la elección de la cámara baja del Parlamento y la formación de partidos políticos. Abdallah II también creó un comité de revisión de la Constitución, que se espera haga públicas sus recomendaciones en un par de semanas.
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