La decisión de la Casa Real española de censurar a la prensa después de que una cámara indiscreta descubriera al Rey Juan Carlos enojado con la prensa por las especulaciones sobre su salud ha abierto la caja de pandora sobre la libertad de expresión y las monarquías.
Muchas han sido las críticas sobre el tratamiento 'light' que la prensa da a las informaciones o a las que no lo llegan a serlo sobre la Familia Real de España. Las diferencias con otras casas reales, en especial, con el resto de casas europeas han sido obvias en cuanto a publicaciones, demandas o tratamientos.
Diez son las monarquías que quedan en Europa (Dinamarca, España, Bélgica, Países Bajos, Noruega, Suecia, Reino Unido, Liechtenstein, Mónaco y Luxemburgo) y cada una demuestra a su manera cómo quiere que sea su relación con los medios de comunicación y a la inversa cómo quiere la prensa cubrir las informaciones de los monarcas y sus familias.
¿Qué diferencias hay? ¿Hay algún antecedente en Europa de la decisión contra la prensa de la Casa Real española? ¿Cuáles han sido los escándalos más sonados? ¿Por qué unos monarcas son más permisivos que otros con los medios?
España
La libertad de información sobre el Rey y la Familia Real española está recogida en los Artículos 490 y 491 del Código Penal.
-Art.490.3: "El que calumniare o injuriare al Rey o a cualquiera de sus ascendientes o descendientes, a la Reina consorte o al consorte de la Reina, al Regente o a algún miembro de la Regencia, o al Príncipe heredero de la Corona, en el ejercicio de sus funciones o con motivo u ocasión de éstas, será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años si la calumnia o injuria fueran graves, y con la de multa de seis a doce meses si no lo son".
-Art.491.1: "Las calumnias e injurias contra cualquiera de las personas mencionadas en el artículo anterior, y fuera de los supuestos previstos en el mismo, serán castigadas con la pena de multa de cuatro a veinte meses".
-Art.491.2: "Se impondrá la pena de multa de seis a veinticuatro meses al que utilizare la imagen del Rey o de cualquiera de sus ascendientes o descendientes, o de la Reina consorte o del consorte de la Reina, o del Regente o de algún miembro de la Regencia, o del Príncipe heredero, de cualquier forma que pueda dañar el prestigio de la Corona".
No es de extrañar que informaciones como la separación de la infanta Elena, los negocios de Iñaki Urdangarín o la vida anterior de Letizia Ortiz antes de casarse con el Príncipe Felipe suelen publicarse con la mayor delicadeza posible.
El Tribunal de Estrasburgo ya lo dejó claro en una sentencia sobre las injurias de Arnaldo Otegi al monarca: el Rey está sobreprotegido. De hecho, varios partidos políticos han pedido en más de una ocasión que se lleve al Congreso dotar de más transparencia a los temas que atañen a la Casa Real, sea la salud del monarca o su patrimonio, entre otros.
Sin embargo, en lugar de abrirse, las puertas parecen que se van cerrando. El último ejemplo, a los que se puede sumar el secuestro de la revista de 'El Jueves' por unas viñetas de los Príncipes, fue la semana pasada cuando la Zarzuela anunció en las audiencias de los palacios de Madrid y de Mallorca sólo habrá cobertura gráfica "salvo que haya indicaciones específicas" tras la bronca del Rey a los periodistas por las informaciones sobre su salud.
Inglaterra
La familia real británica es probablemente la que más portadas de la prensa generalista y del corazón ha ocupado de todas las monarquías europeas. Desde el compromiso de Carlos de Inglaterra con Diana de Gales las publicaciones sobre esta casa real han sido un suma y sigue.
Secretos de alcoba, infidelidades, divorcios, bodas, amantes,salidas nocturnas... Un sinfín de informaciones que, aunque llevaron a la reina Isabel II a pedir en más de una ocasión respeto por su familia, no ha supuesto nunca censura alguna. De hecho, han sido en más de una ocasión los propios miembros reales los que han utilizado los medios de comunicación para airear sus intimidades.
No fue hasta este enero pasado cuando las publicaciones de unas conversaciones privadas en el Palacio de Buckingham llevaron al Gobierno inglés a promulgar una ley que impide que los medios de comunicación puedan hacerse eco de las conversaciones de Isabel II, Carlos de Inglaterra y el príncipe Guillermo, quedando excluidos de las informaciones amparadas por la Ley sobre Libertad de Información adoptada en 2000.
La familia real británica es probablemente la que más portadas de la prensa generalista y del corazón ha ocupado de todas las monarquías europeas. Desde el compromiso de Carlos de Inglaterra con Diana de Gales las publicaciones sobre esta casa real han sido un suma y sigue.
Secretos de alcoba, infidelidades, divorcios, bodas, amantes,salidas nocturnas... Un sinfín de informaciones que, aunque llevaron a la reina Isabel II a pedir en más de una ocasión respeto por su familia, no ha supuesto nunca censura alguna. De hecho, han sido en más de una ocasión los propios miembros reales los que han utilizado los medios de comunicación para airear sus intimidades.
No fue hasta este enero pasado cuando las publicaciones de unas conversaciones privadas en el Palacio de Buckingham llevaron al Gobierno inglés a promulgar una ley que impide que los medios de comunicación puedan hacerse eco de las conversaciones de Isabel II, Carlos de Inglaterra y el príncipe Guillermo, quedando excluidos de las informaciones amparadas por la Ley sobre Libertad de Información adoptada en 2000.
Holanda
La Casa Real holandesa es otra de las más estrictas en cuanto a sus informaciones. Aunque no ha vivido muchos escándalos sí que ha tenido sus rifirrafes con la prensa como la demanda contra la agencia Ap en 2009 por haber publicado unas fotografías príncipe Guillermo Alejandro y su familia durante unas vacaciones en Argentina.
Y es que el Código Mediático para la protección de la vida privada de los miembros de la Casa Real holandesa de 2005 es uno de los más estrictos y mejor regulados en estos aspectos.
Entre algunos de sus puntos se establece por ejemplo que todas las informaciones concernientes a la familia real de Holanda serán distribuidas por el Servicio de Información del Estado(Rijksvoorlichtingsdienst) o que el derecho a la protección de la vida privada de cada persona y de los miembros de su familia rige para toda persona y por consiguiente para los miembros de la Casa Real.
Es decir, en Holanda prima la intimidad y la privacidad por encima del derecho a la libertad de expresión: "el ejercicio de un derecho fundamental (por ejemplo, la libertad de expresión, que incluye el derecho a la libertad de información) no constituye en sí ninguna justificación para violar otro derecho fundamental (por ejemplo, el derecho a la protección de la vida privada)".
Asimismo tampoco podrán ser molestados por la prensa "en los momentos en que no participen en la vida pública en virtud de sus cargos oficiales". "Que no se les moleste" significa sobre todo que los miembros de la Casa Real no se vean confrontados con fotógrafos que les sigan y/o les espíen o con periodistas cuyo objetivo sea hacer fotografías y/o provocar una respuesta.
Suecia
El hecho de que la transparencia esté considerada como una de las piedras angulares de la sociedad sueca es más que suficiente para que su monarquía sea tratada mediáticamente como a cualquier ciudadano.
Suecia fue el primer país del mundo en establecer la libertad de prensa (1776) y ésta reconoce a todos los ciudadanos el derecho de supervisar el gobierno y la capacidad de verificar el ejercicio del poder por los políticos y las autoridades.
No es de extrañar por tanto que el rey Carlos Gustavo se someta a auditorías externas y parlamentarias, aunque los gastos de carácter privado de él y de su familia se mantienen al margen.
Un claro ejemplo de esta libertad de información ha sido el tratamiento a los noviazgos de la princesa victoria o la princesa Magdalena o de su hermano el príncipe Carlos Felipe, e incluso, del propio Rey.
En un nuevo libro sobre su vida, 'Soberano a su pesar', escrito por los periodistas Thomas Sjöberg, Tove Meyer y Deanne Rauscher muestra la imagen de un rey mujeriego y ha provocado un gran escándalo en el país que ha hecho tambalearse los cimientos de la monarquía. Sin embargo, la Casa Real no ha tomado ninguna medida legal y simplemente se ha limitado a desmentirlo.
Suecia fue el primer país del mundo en establecer la libertad de prensa (1776) y ésta reconoce a todos los ciudadanos el derecho de supervisar el gobierno y la capacidad de verificar el ejercicio del poder por los políticos y las autoridades.
No es de extrañar por tanto que el rey Carlos Gustavo se someta a auditorías externas y parlamentarias, aunque los gastos de carácter privado de él y de su familia se mantienen al margen.
Un claro ejemplo de esta libertad de información ha sido el tratamiento a los noviazgos de la princesa victoria o la princesa Magdalena o de su hermano el príncipe Carlos Felipe, e incluso, del propio Rey.
En un nuevo libro sobre su vida, 'Soberano a su pesar', escrito por los periodistas Thomas Sjöberg, Tove Meyer y Deanne Rauscher muestra la imagen de un rey mujeriego y ha provocado un gran escándalo en el país que ha hecho tambalearse los cimientos de la monarquía. Sin embargo, la Casa Real no ha tomado ninguna medida legal y simplemente se ha limitado a desmentirlo.
Mónaco
Es la monarquía de la prensa rosa y del corazón. Sus actos públicos no sólo suponen un acontecimiento de Estado que centra las miradas de la prensa nacional sino también de los medios internacionales.
Cualquier movimiento de cualquier miembro de la familia es seguido por cientos de paparazis y periodistas, que en más de una ocasión han provocado la ira de la familia, y alguna que otra demanda, pero en su mayoría fuera de sus fronteras.
Carolina, Estefanía, Alberto y el resto de miembros monegascos son asiduos a los 'photocalls', mientras que la prensa trata sus informaciones con libertad.
Bélgica
La "prensa es libre" en Bélgica. Así lo recoge desde el año 1831 la Ley de libertad de prensa recogida en su Constitución. Aunque se han ido añadiendo algunas reformas la censura previa, así como cualquier otra injerencia en materia de prensa, están totalmente prohibidas.
Una ley que también se aplica a su familia real. No es raro ver publicadas informaciones sobre la fortuna de su monarca o de los miembros de su familia, la última la publicada en el diario 'Het Nieuwsblad', que aseguraba que la fortuna del rey es de mil millones de euros. Alberto II de Bélgica únicamente se ha limitado a desmentirlo y a tacharlo de "fantasía" sin más repercusión.
Lo mismo ha ocurrido cuando se empezaron a filtrar informaciones sobre una supuesta abdicación. El portavoz de la Casa Real atendió a los medios y sólo apuntó que abdicar "no está en el orden el día".
Fuente: El Mundo (España)