La reina y los recién casados príncipe Guillermo y Catalina Middleton, duques de Cambridge, se sumaron al resto de la familia real en la celebración del acontecimiento en el Castillo de Windsor, una de las residencias de la monarca, 40 kilómetros al oeste de Londres.
Los integrantes de la familia real llegaron al servicio religioso en una flotilla de limusinas, descendieron con paraguas e ingresaron pronto en la iglesia debido a la caída de un aguacero.
Deportistas, integrantes de realezas extranjeras, ahijados del príncipe Felipe y colaboradores de la familia real figuraron entre los invitados al servicio, donde el reverendo David Conner elogió a Felipe por su apoyo durante seis décadas a su esposa, la reina, y le rindió tributo por su participación en obras de caridad.
La intención de la Casa Real ha sido mantener un perfil bajo de las celebraciones y el duque de Edimburgo mantuvo sin cambios su agenda oficial el pasado viernes, la fecha de su aniversario.
Hoy no se autorizó la presencia de los medios de comunicación en la misa de acción de gracias en la capilla de Windsor, que fue oficiada por el deán del templo, el reverendo David Conner. "Así es como a él le gusta. Perfil bajo. Es algo muy típico de él", dijo un ayudante del duque a la agencia local de información PA.
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