28 de junio de 2011

BODA REAL Mónaco espera que la boda real ayude a reactivar su economía

El rico principado de Mónaco, que no se salvó de la crisis, espera que la boda "de cuento de hadas" de Alberto II y de Charlene Wittstock, el próximo fin de semana, ayude a reactivar su decaída economía y a redorar su blasón e imagen.

El enclave de 35.000 habitantes espera recibir a 200.000 visitantes -tantos como para el Gran Premio de Fórmula 1- que afluirán a Mónaco atraídos por los festejos organizados con ocasión del enlace del príncipe, de 53 años, con la ex nadadora olímpica sudafricana, de 33. Se prevé que la mayoría de los turistas y curiosos vengan de Francia y la vecina Italia.

Copas de champán en las tiendas, museos y estacionamientos gratis, e incluso pruebas gratis de un automóvil de carrera, así como una 'tarifa especial' (50 euros) para un vuelo en helicóptero figuran entre las ofertas para atraer a los turistas.

"Ustedes también son invitados privilegiados" a la boda real, es uno de los lemas de la dirección de Turismo del Príncipado, que enumera las propuestas que ha organizado para estos tres días de festejos nupciales, a los que están invitados los jefes de Estado de una veintena de países, 38 familias reales y cientos de celebridades.

"Mi objetivo es que (los visitantes) vengan lo antes posible" para las celebraciones, explicó el director de Turismo, Michel Bouquier, reconociendo que la actividad turística del Principado se ha visto afectada por la crisis, que ha golpeado sobre todo el turismo de negocios.

A principos de junio, la Sociedad de Baños de Mar (SBM), la principal empresa del Principado, que posee el monopolio de los casinos, anunció para 2010-11 una pérdida neta de 17,3 millones de euros, debido a una fuerte caída de los ingresos de los casinos, donde los jugadores se muestran al parecer más razonables debido a la crisis.

El presupuesto total para estas celebraciones no ha sido divulgado. El Consejo Nacional (Parlamento) acordó un presupuesto de 4 millones de euros, pero la suma desembolsada por el Palacio no ha sido revelada, como tampoco se han dado a conocer detalles sobre la participación de grandes marcas de lujo, que se han asociado a los festejos.

Habrá fiestas populares, un concierto del grupo Eagles en el estadio de fútbol, al que asistirán los novios, un espectáculo de música y luz, un concierto de Jean Michel Jarre y un espectáculo de fuegos artificiales.

Las ceremonias de la boda civil, el viernes en el Salón del Trono del palacio principesco, y la religiosa, el sábado al aire libre, en el Patio de Honor del Palacio, podrán ser seguidas en grandes pantallas en la plaza.

El turismo, que retrocedió un 9% en 2009, antes de recuperarse un 6% en 2010, espera beneficiarse de la imagen que aportará este acontecimiento feliz en Mónaco, cuya familia reinante ha conocido una secuela de dramas y tragedias.

El impacto positivo de la boda ya se empieza a notar: los hoteles están casi llenos (2.700 cuartos, en hoteles de los cuales un 90% tienen cuatro estrellas), y los comerciantes sonríen.

En sólo un mes, la tienda Souvenirs Shop, cerca del Palacio, vendió 1.000 tazas fabricadas con ocasión de la boda real. "Las ventas están muy bien, sobre todo las tazas y los abanicos, así como los llaveros", comentó la gerente, Fabienne Thouant.

Se ha registrado además un aumento en el número de escalas en Mónaco de los cruceros, reveló Bernard Lambert, director general de la SBM, que asegura que "la adrenalina está subiendo" en anticipo del enlace real.

"El interés no es sólo económico. La boda no es un negocio, pero claro, cuantos más recuerdos se vendan, mejor será" para Mónaco, dijo hace pocos días el jefe de Gobierno, Michel Roger.

El palacio no se beneficiará de estas ventas, pero controla la imagen, explicó la sociedad encargada de los productos derivados, que han sido aprobados por la pareja real.

La boda, retransmitida por decenas de televisiones, será una ocasión de hablar de Mónaco de "una manera diferente", reconoció el príncipe Alberto, cuyo Principado, el segundo Estado más pequeño del mundo, afronta la competencia de otros países en la lucha por atraer a las grandes fortunas.

"La boda fortalecerá el impulso que le hace falta a Mónaco", estimó el director de Turismo del Principado, que recordó cómo el enlace del príncipe Rainiero y Grace Kelly, en 1956, transmitió una dosis de magia y optimismo, que se contagió a la economía.
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