El príncipe Eduardo de Inglaterra, duque de Kent, primo hermano de la reina Isabel II, y Katherine Worsley, contrajeron matrimonio el 8 de junio de 1961 en la Catedral de York, y hoy, cinco décadas más tarde, una gran exposición en Hovingham Hall rememora aquel acontecimiento.
En una exposición llena de recuerdos, entre ellos imágenes de los fotógrafos más destacados del momento, como Cecil Beaton, quien capturó la escena en detalle en la catedral de York, donde Katherine, que creció en la casa familiar en Hovingham, se convirtió en la primera plebeya de pura sangre en contraer matrimonio con un príncipe de la monarquía británica.
Los visitantes que se paseen por la casa señorial de North Yorkshire podrán ver el traje amarillo y blanco usado por William Worsley, uno de los pajes de la boda, y fotografías inéditas.
“Yo sólo tenía cuatro años de edad en aquel momento”, recordó Worsley, que ahora vive en Hovingham Hall con su esposa, Marie-Noelle, y su familia. “Pero me acuerdo de volver en coche a Hovingham desde la catedral en medio de una multitud”.
También recuerda nítidamente el majestuoso sonido de los acordes del órgano de la catedral y las fanfarrias militares que dieron lustre a una boda que, por tratarse de un “miembro menor” de la Familia Real Británica, no fue grandiosa, pero tampoco le faltó pompa.
Entre los invitados, estuvieron el Constantino de Grecia y el príncipe Harald de Noruega. También fue ocasión de reunión de dos jóvenes que pronto pasarían por el altar: Juan Carlos de Borbón y la princesa Sofía de Grecia, hoy Reyes de España.
“Fue un evento muy importante para Yorkshire, ya que fue la primera boda real que York Minster veía desde 1328, cuando Eduardo III se casó allí”, explica Worsley.
“Fue un evento muy importante para Yorkshire, ya que fue la primera boda real que York Minster veía desde 1328, cuando Eduardo III se casó allí”, explica Worsley.
“Se esperaba que la boda fuera en la Abadía de Westminster, pero Sir William Worsley, mi abuelo, habló en privado con el Deán de la catedral, Eric Milner-White, acerca de la posibilidad de que la boda fuera celebrada en la catedral de York. Fue un logro maravilloso”.
“Creo que mucha gente de Yorkshire”, explica Worsley, “recuerda con mucho cariño y nostalgia la boda. Muchos aprecian particularmente a la duquesa de Kent, una persona muy especial. Y es por eso que pensamos que sería emocionante conmemorar los 50 años de esta boda con una exposición”.
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“Creo que mucha gente de Yorkshire”, explica Worsley, “recuerda con mucho cariño y nostalgia la boda. Muchos aprecian particularmente a la duquesa de Kent, una persona muy especial. Y es por eso que pensamos que sería emocionante conmemorar los 50 años de esta boda con una exposición”.
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