Existe en España la leyenda urbana que mucha gente comenta y que nadie sabe explicar de forma muy científicamente. Se dice que en caso de encontrarse (cosa que naturalmente ya ha ocurrido en más de una ocasión) la duquesa de Alba (doña Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, Falcó y Guturbay) con el rey de España (don Juan Carlos de Borbón), éste tendría que hacer una reverencia ante la señora dado el hecho de que ésta posee más títulos que él.
Analizando la información, no parece inverosímil que así pudiera ser. Después de todo, ella es duquesa (de Alba de Tormes, de Berwick, Arjona, de Híjar, de Liria y Jérica), condesa-duquesa (de Olivares, naturalmente), marquesa (del Carpio),condesa (de Aranda, de Lemos, de Lerín, de Miranda del Castañar, de Monterrey, de Osorno, de Palma del Río), condestablesa(de Navarra y de Éibar), así como marquesade 17 lugares, condesa de 12 lugares más, tiene un vizcondado y un señorío. Suma la señora, pues, una fina ristra de títulos y posesiones que hoy en día nadie supera (en número, desde luego) en España.
No obstante, el rey don Juan Carlos (que para el caso, personalmente sólo posee, por Constitución, el título de rey de España, aunque como representante de “la Corona” posee algunos más, todos ellos revertidos al jefe de la familia real por muerte de sus poseedores) es el rey de España, y como todos sabemos, el título de rey es superior en rango al de duque, conde, vizconde o cualquiera de los que posee doña Cayetana. Por ese mero motivo, sería ella, y no él, quien haría una reverencia ante el otro.
No obstante, el rey don Juan Carlos (que para el caso, personalmente sólo posee, por Constitución, el título de rey de España, aunque como representante de “la Corona” posee algunos más, todos ellos revertidos al jefe de la familia real por muerte de sus poseedores) es el rey de España, y como todos sabemos, el título de rey es superior en rango al de duque, conde, vizconde o cualquiera de los que posee doña Cayetana. Por ese mero motivo, sería ella, y no él, quien haría una reverencia ante el otro.
Y no olvidemos los títulos históricos que se hallan representados en la persona del rey (que no reconoce la Constitución pero que, después de todo, alguien tiene que ostentarlos), como rey de Jerusalén, archiduque de Austria, príncipe de Parma, príncipe de las Dos Sicilias, rey de Castilla, de León, de Galicia, de Navarra, de Aragón, de Mallorca, de Sevilla, de Granada, duque de Borgoña, de Brabante, de Milán, de Milán, de Atenas, conde de Habsburgo, de Flandes, del Rosellón, de Barcelona, señor de Vizcaya y de Molina, Gran Maestre de la Orden del Toisón de Oro, y un largo etcétera real...
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