El ex rey Miguel I de Rumanía, último superviviente de los jefes de Estado de la Segunda Guerra Mundial, llamó en un discurso ante el Parlamento este martes a que la clase política obre para que su país recupere "dignidad y respeto" en la escena internacional.
"Unidos y junto con nuestros vecinos y hermanos, debemos continuar el esfuerzo para volver a ser dignos y respetados", declaró Miguel I ante las dos cámaras del Parlamento, en un discurso con ocasión de su cumpleaños.
"Después de la libertad y la democracia, los valores más importantes son la identidad y la dignidad. Las élites rumanas tienen aquí una gran responsabilidad", subrayó el ex monarca, de 90 años.
El ex soberano, que tuvo que abdicar en diciembre de 1947, elogió los progresos realizados por Rumanía desde la caída del régimen comunista, en 1989, citando, entre otras cosas, "la democracia, las libertades y un comienzo de prosperidad".
Pero Miguel I, quien hacía uso de la palabra por primera vez en el Parlamento desde 1947, criticó a los dirigentes de hoy, lamentando la tentación de "desdeñar la ética, personalizar el poder e ignorar el papel primordial de las instituciones del Estado".
"Llegó el momento de romper definitivamente con las malas costumbres del pasado. La demagogia (...) y el deseo de aferrarse al poder ya no tienen lugar en las instituciones rumanas de 2011, que recuerdan mucho a los años anteriores a 1989", lanzó.
El discurso del ex soberano recibió aplausos durante varios minutos de los parlamentarios presentes, que se pusieron de pie en la gran sala del Palacio del Parlamento, un gigantesco edificio construido en los años 1980 por el ex dictador Nicolae Ceausescu.
El gobierno sólo estaba representado por el ministro de Justicia, Catalin Predoiu. El presidente rumano, Traian Basescu, que no esconde su hostilidad hacia el ex rey, y el primer ministro, Emil Boc, prefirieron asistir a las ceremonias del Día del Ejército, celebrado este martes.
Miguel I, hijo de Carlos II, reinó en dos periodos en Rumanía, entre 1927 y 1930 y entre 1940 y 1947.
Durante la Segunda Guerra Mundial, permaneció en Rumania, incluso durante la dictadura del mariscal Antonescu, quien optó por alinearse con la Alemania nazi. Sin embargo, el rey hizo arrestar a Antonescu en 1944, permitiendo así a Rumanía pasarse al lado de los Aliados.
"Fue un momento constructivo y útil", declaró el ex presidente Ion Iliescu, que había impedido que Miguel volviera a vivir en Rumanía en los años 1990, y recordó que se había "reconciliado" con el ex rey en 2001, lo que permitió al ex monarca radicarse definitivamente en Bucarest.
Varios miembros de familias reales europeas, entre quienes se hallaba la reina Sofía de España, tenían previsto participar por la noche en un concierto de gala y asistir a una cena privada.
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