21 de abril de 2012

La curiosa boda del polígamo presidente sudafricano ante la mirada de sus otras tres esposas

SUDÁFRICA | El polígamo presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, se ha casado con Bongi Ngema, que se ha convertido en su cuarta esposa, en una ceremonia privada en su localidad natal, Kwanzamala, en el este del país.


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El presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, se casó este viernes con una de sus parejas en una ceremonia privada tras la cual ha pasado a tener cuatro esposas, según ha confirmado el propio Gobierno, que defiende la tradición zulú que practica el mandatario en materia de poligamia.

Zuma, de 70 años, contrajo matrimonio en la localidad de Nkandla con Bongi Ngema. La de ayer fue su sexta boda, pero pasa a tener cuatro esposas porque una de las antiguas contrayentes se divorció y otra se murió.

El portavoz gubernamental, Mac Maharaj, ha explicado que "uno de los retos" del mundo actual es que "algunas comunidades son vistas como inferiores" y, en este sentido, ha defendido que "no hay que avergonzarse" por mantener tradiciones como la de la poligamia, según ha informado la cadena estadounidense CNN.

Las otras tres esposas del presidente -Sizakele Zuma, Nompumelelo Zuma y Thobeka Zuma- asistieron al enlace, informó la prensa local.



La ceremonia, que comenzó este viernes, continuará durante la jornada de hoy con el "umabo", un acto en el que la esposa ofrece regalos a la familia del novio.

Bongi Ngema, la "cuarta primera dama" del país africano, es una empresaria sudafricana con la que Zuma tiene un hijo de siete años llamado Sinqumo.

Durante la celebración de la boda, tanto las familias de los recién casados como los protagonistas del enlace participaron en el tradicional baile grupal "ukugqumushela".

Toda Kwanxamala fue decorada para la fiesta, para lo cual varios floristas trabajaron dos días completos sin descanso.

Aunque se colocaron multitud de carpas (una de ellas con capacidad para 1.500 personas), la ceremonia del enlace en sí contó sólo con 150 invitados, según la prensa sudafricana.

La poligamia del presidente ha creado un amplio debate en la prensa sudafricana debido a la supuesta carga económica que supone para los contribuyentes.

Sin embargo, la Presidencia aseguró en un comunicado que Zuma correrá con los gastos de la fiesta, que "las esposas pagan sus propios gastos de manutención y alojamiento", no el Estado, y que las mujeres residen "en viviendas privadas".

Las familias polígamas y orgullosas de serlo gozan de reconocimiento pleno en la Sudáfrica de hoy, aunque el hogar a la occidental predomina en este país muy cristianizado.

El presidente Zuma defiende la poligamia como su "parte de cultura" africana y una manifestación de solidaridad familiar ventajosa para la sociedad: "hay muchos hombres políticos que esconden a sus amantes y a sus hijos para poder decirse monógamos. Prefiero ser franco", dice.

Pero existen pocas familias como la suya en Sudáfrica. Si bien es difícil tener estadísticas recientes, los datos sobre el tamaño de las familias sudafricanas son elocuentes. Un hogar cuenta ahora con menos de cuatro personas, según datos de 2007 (3,7 personas, contra 4,5 en 1996) y según los sociólogos, la poligamia está poco extendida, incluso entre la mayoría negra y las comunidades mestizas o indias.

Un estudio de 2010 mostraba que las tres cuartas partes de los sudafricanos desaprueban la poligamia y que el 83% de las mujeres es hostil a esta costumbre.

Marginales, las familias polígamas, sin embargo, siguen siendo perfectamente reconocidas por la Constitución. Adoptada en 1996, la ley fundamental sudafricana se detiene en efecto a establecer un equilibrio entre varios principios.

Por una parte, está la afirmación de la igualdad entre las mujeres, nacida de una voluntad de romper con el espíritu patriarcal y machista dominante en la sociedad sudafricana en la época del apartheid.

Por otra parte, está la preocupación de evitar toda discriminación entre diferentes estilos de vida en una sociedad muy heterogénea, crisol de descendientes de colonos holandeses, franceses, británicos, inmigrantes judíos, indios y africanos, por lo que es apodada la "nación arcoiris".

La Constitución otorga una perfecta igualdad de derechos entre hombres y mujeres, coloca a los homosexuales en un estricto pie de igualdad, pero autoriza también la existencia de un derecho consuetudinario que permite la poligamia.



Las familias polígamas, sean de tradición musulmana o bantú, tienen así cabida, como la de Robert Chauke, alegre esposo de seis mujeres y padre de 26 niños.

Aparcado delante de la casa, el minibús de 22 plazas que sirve de coche familiar resume su situación y su opinión sobre la poligamia. "Es una bendición divina", afirma este quincuagenario, cuyo padre tuvo cuatro esposas y el abuelo, siete.

Satisface las necesidades de su pequeña tribu gracias a una taberna y a sus actuaciones como cantante de un grupo musical tradicional Tsonga.

Sus seis esposas, de entre 25 y 44 años, viven con él bajo el mismo techo y comparte cama con cada una por turnos. Su hijo mayor tiene 28 años y el pequeño es un bebé de 10 semanas. "Ninguna de mis esposas trabaja, las quiero a todas, viven conmigo en esta casa y formamos una gran familia feliz", añade este hombre.

Josephina, su primera esposa, confiesa que es ella quien animó a su marido a casarse con su propia hermana pequeña "para que podamos estar todos en familia y que pueda educar a sus hijos en un marco familiar".

En cuanto a Zuma, "no hay nada malo a que el presidente se case con tantas mujeres. Si puede, puede", estima este africano. "Ser un hombre no es una cuestión de dinero. Todo está en la cabeza. La cuestión es poder ocuparse y satisfacer todas las necesidades de su familia. A todas luces, nuestro presidente tiene la capacidad", añade.

 Las cuatro Primeras Damas de Sudáfrica 

Bongi Ngema, que contrajo matrimonio este viernes con Jacob Zuma, se convierte en una de las cuatro "Primeras Damas" de Sudáfrica, que acompañan al presidente sudafricano en sus visitas y ceremonias oficiales.



Si la Constitución no define formalmente ningún estatuto para ellas, ni obligación, responsabilidad o remuneración, las esposas del presidente le secundan en el ejercicio de su función cuando es necesario.

En este sentido, tienen derecho a un apoyo administrativo y logístico calificado de "razonable" por la presidencia, que incluye secretariado y transportes.

Como Zuma, elegido en 2009, es el primer presidente polígamo de Sudáfrica, el protocolo se decide sobre la marcha. Para los desplazamientos al extranjero, las esposas se alternan junto a su marido y presidente.

En 2011, Bongi Ngema, que tenía rango de esposa desde sus esponsales y pago de la dote, viajó a Francia y Corea del Sur. También utiliza el apellido presidencial al frente de su fundación contra la diabetes, la "Bongi Ngema-Zuma Foundation" creada en 2010. Esta empresaria, nacida en Durban, posee varios diplomas, sobre todo de gestión.

Imposible saber oficialmente su edad o la del hijo que tuvo con Zuma: la presidencia se muestra parca a la hora de proporcionar detalles biográficos sobre las esposas y la progenitura presidenciales, y evoca el derecho a la vida privada.

Para los acontecimientos más importantes, la regla protocolaria informal estipula que las cuatro "Primeras Damas" estén presentes y el lugar de honor está reservado a Sizakele Jumalo, que Zuma conoce desde hace 50 años y con la que contrajo matrimonio en 1973.

Sin hijos, lleva una vida de discreta ama de casa en Nkandla, el pueblo natal zulú del presidente. Comparte su papel de representación con Nompumelelo Ntuli, que se acerca a los 40 años y que se casó con Zuma en 2008.

La tercera esposa se llama Tobeka Madiba. Zuma, que le saca unos 30 años, contrajo matrimonio con ella en enero de 2010 pero ya estaba presente a su lado en mayo de 2009 cuando juró el cargo.

Esta boda fue polémica porque tras meses más tarde Zuma tuvo un hijo de otra relación, esta vez extramarital. Tuvo que pedir perdón al país por "la pena causada". Tiene un total de 21 niños conocidos.

Jacob Zuma también estuvo casado con la exministra de Relaciones Exteriores Nkosazana Dlamini-Zuma hasta su divorcio en 1998. Se llevan bien y el presidente la nombró ministra de Interior. El jefe del Estado es viudo de Kate Mantsho-Zuma, que se suicidó en 2000.


Coronas Reales / Efe / Afp

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