La princesa Basmah, sobrina del rey Abdallah de Arabia Saudita, concedió una entrevista en la que ofrece una visión personal de su tío, el príncipe heredero Nayef, fallecido el pasado sábado a los 78 años. "Nayef era el cerebro y el hombre tranquilo de la seguridad de Arabia Saudí, fue el que expulsó a al-Qaida del país, por eso esta organización ahora está en Yemen", manifiesta la princesa desde su casa de Londres desde donde lleva a cabo una campaña a favor de las reformas en su país y por la igualdad de género.
"La última vez que estuve con él [el príncipe fallecido] fue el pasado mes de marzo, era un hombre blando, del que se ha proyectado una imagen errónea, que nunca intentó obstaculizar mi campaña en favor de las reformas o de la igualdad de género. Hace unos meses me sometí a una operación en Suiza y, de todos mis tíos, él fue el único que me llamó para preguntarme cómo estaba", rememora Basmah bin Abdelaziz.
La princesa asegura, que "no esperaba esta muerte porque él había ido a Suiza a hacerse un chequeo rutinario; se ha dicho que ha muerto de leucemia, pero no es cierto; era un hombre mayor [78 años] con problemas de hernias, dolores de espalda y rodillas, osteoporosis y dolencias propias de la edad, pero no esperábamos este desenlace".
Al parecer de la princesa, el fallecido era "un verdadero reformista que en temas como la prohibición de conducir a las mujeres decía que el asunto era competencia de la sociedad, no del Gobierno, de hecho, él abrió una universidad [la de formación para la Seguridad] a las mujeres, eso no lo dice nadie".
Basmah bin al- Saud reside en Acton, Londres, lejos calor abrasador de su Riad natal. Lleva velo islámico, pero puede evitar usar la larga, amplia y negra abaya obligatoria en Arabia Saudí. Es la hija mejor del controvertido monarca Saud bin Abdul-Aziz Al Saud -quien murió en el exilio en Grecia siendo ella era aún una niña, en 1969-, nieta del histórico rey Abdulaziz y sobrina del monarca actual.
Basmah tiene el poder de hacer que su voz sea escuchada. En los últimos meses se ha erigido como la saudita rebelde, enfrentándose con sus declaraciones, a algunos de los tabúes más importantes en su país. Además, se tornaba en ejemplo de las muchas mujeres sauditas luchadoras, preparadas, inteligentes y libres, una realidad a veces relegada por los medios occidentales cegados en repetir los edictos religiosos más restrictivos.
La princesa, que tiene cinco hijos y está divorciada de un compatriota,denuncia el estado de semiesclavitud que sufren las mujeres saudíes que, entre otras cosas, no pueden conducir ni tampoco viajar fuera del país sin un varón que las 'proteja'. Las leyes se sustentan sobre una estricta interpretación de la 'sharia' o ley islámica, que impone la segregación de sexos en espacios públicos. Esto se traduce en cosas como la existencia de sucursales bancarias sólo para mujeres y tiene que ver con el hecho de que no haya espectáculos artísticos, ni cine, etc.
"No es la típica princesa", reconocía la periodista y escritora saudí Maha Akeel. "Es famosa por su audacia, la admiro por lo que dice y por ser tan valiente como para enfrentarse a su familia... creo que no le permiten regresar a Arabia Saudí, donde también hay gente que está en su contra porque no quieren ningún cambio", añadía otra joven saudita politóloga.
A ojos de Occidente, Basma es una reformista y, en opinión del ex asesor de los Al Saud, casi toda la familia lo es. "Ellos beben, no se cubren, hacen las típicas cosas que cualquiera en Europa o en EEUU. No soportan vivir en su país pero por otra parte no gozan del poder de cambiarlo como quisieran debido a un viejo pacto con los líderes religiosos wahabíes", explica.
A ojos de Occidente, Basma es una reformista y, en opinión del ex asesor de los Al Saud, casi toda la familia lo es. "Ellos beben, no se cubren, hacen las típicas cosas que cualquiera en Europa o en EEUU. No soportan vivir en su país pero por otra parte no gozan del poder de cambiarlo como quisieran debido a un viejo pacto con los líderes religiosos wahabíes", explica.
Según la experta en asuntos políticos, la familia real está por encima de la ley: "Por ejemplo, el alcohol está prohibido pero se sabe que ellos usan aviones privados para importarlo para su uso personal
aunque ahora el rey Abdallah está tratando de evitarlo".