28 de julio de 2012

Guerra fría en el Palacio de Buckingham



"Donde antes había una armonía fraternal, ahora reina una abierta hostilidad", dice la prensa británica. Enfrentamiento de intereses y por protagonismo en torno a la popularidad de la reina Isabel II y la monarquía. 




DARÍO SILVA D'ANDREA | Twitter: @DariusBaires

Puertas afuera del Palacio de Buckingham, el esplendor post-Jubileo de diamante sigue tan latente como siempre. La reina Isabel II, a los 86 años, es más popular ahora que en cualquier momento de su reinado, y como pocas veces en la historia británica, la Monarquía tiene el futuro asegurado. Al menos, por un par de generaciones más.

Puertas adentro del palacio, sin embargo, estado de ánimo es "escalofriantemente distinto", en palabras de la prensa británica. "Donde antes había una armonía fraternal, ahora reina una abierta hostilidad", dice en diario Daily Mail. Los antagonistas principales son el príncipe Andrés -51 años- y su hermano mayor, Carlos, príncipe de Gales y heredero del trono.


Se dice que durante un cóctel celebrado en uno de las residencias reales en la semana que pasó, el príncipe Andrés se mostró "enfurecido" al admitir que una figura importante como él y otros miembros de la familia están siendo relegados al margen de la vida de la Casa Real.

Según la prensa inglesa, Andrés (Duque de York) se refiere también a sus dos hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, y ve como "un insulto" que desde las altas autoridades de la Corte se les disuadiera de llevar a cabo deberes reales a pesar de que -como Andrés hace notar fervientemente- son las únicas "princesas de  sangre" de su generación.

El dilema, al parecer, surge del papel que está adoptando el príncipe Carlos en la monarquía británica y la increíble "sintonía" que, a sus 64 años, por fin logró con sus padres, la reina Isabel y el príncipe Felipe.

"El asunto es muy simple, realmente", reconoce un alto funcionario. "Carlos logró que se le permitiera comenzar con algunos de los cambios en el estilo de Monarquía que desea tener cuando se convierta en rey".

Aunque eso todavía tarde muchos años en llegar, desde hace tiempo el Príncipe de Gales ha estado hablando de una "reducción" de la Monarquía, para hacerla más moderna y barata, y por fin ha tenido la oportunidad de comenzar a poner sus planes en marcha.


El primer acto de Carlos tiene que ver con la reducción de funciones oficiales de todos los que son considerados miembros "secundarios" de la Familia Real: los demás hijos y nietos de Isabel II y sus primos, los duques de Gloucester, los duques de Kent, la princesa Alejandra y los príncipes de Kent.

Esta reducción de trabajo vendría acompañada de una importante reducción de los ingresos oficiales recibidos por los mencionados, y se estima que pronto dejarán de formar parte de la lista de personas que los recibe. Al mismo tiempo, se ampliaría el protagonismo de Carlos, sus hijos y su nuera, Catalina.

Una muestra de ello es el almuerzo del Jubileo que reunió a 700 personas en el Westminster Hall de Londres, al que no asistieron los príncipes Andrés y Eduardo ni la princesa Ana, hijos menores de Isabel II. Tampoco desfilaron por las calles de Londres en carrozas junto a la soberana, ni estuvieron con ella en el balcón del palacio de Buckingham, escena que significó el broche de oro de las celebraciones del Jubileo.


Ana, Andrés y Eduardo -así como sus hijos y demás familiares de la reina- habían sido informados con anterioridad de que su presencia en el balcón del palacio no era una "cita obligada", y fueron enviados al palacio discretamente en una caravana de automóviles oficiales.

Finalmente, en el balcón de Buckingham compadecieron la reina acompañada de su hijo mayor, su nuera Camilla, sus nietos Guillermo y Enrique, y la esposa de Guillermo, la duquesa de Cambridge. Quince personas menos de las que estuvieron en el mismo balcón durante el Jubileo de Oro de Isabel II (2002). Su esposo, Felipe, estaba hospitalizado por una infección urinaria.

Según el Daily Mail, el príncipe Eduardo, quien renunció a una carrera comercial como cineasta para asumir plenamente su papel oficial, está "consternado" por el comportamiento de su hermano Carlos.


En el mismo sentido, fue cuestionada la peligrosa "influencia" del príncipe Carlos en altos funcionarios del gobierno británico, según reveló la prensa en 2011. 


Según la sorprendente revelación del diario The Guardian, tanto el anterior gobierno laborista como la actual coalición de conservadores y liberales-demócratas sometieron al príncipe al menos 12 proyectos de ley desde el año 2005, relativos a materias que van desde los jueces forenses a desarrollo económico y construcción, marina y acceso a las costas, vivienda y regeneración, energía y planificación urbanística. 

Además, hace un tiempo se baraja la posibilidad de un "reinado en las sombras" del príncipe de Gales, en el que comenzaría a tener mayor acceso a documentos gubernamentales, presida más investiduras, se reúna con más dignatarios extranjeros y ocupe el puesto de su madre en la recepción de embajadores.


Según estas hipótesis, la reina Isabel II, de 86 años, continuaría siendo la soberana y jefa de Estado pero comenzaría a declinar las actividades principales de su papel en su eterno heredero.




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