10 de julio de 2012

La reina Isabel II recibió la antorcha olímpica en el castillo de Windsor

Acompañados por el presidente del Comité Organizador (LOCOG), Sebastian Coe, la soberana, de 86 años, y su marido, contemplaron cómo la comitiva olímpica llegaba a la que ha sido residencia real durante nueve siglos.








La reina Isabel II y su esposo, el duque de Edimburgo, dieron este martes la bienvenida a la antorcha olímpica en el castillo de Windsor, en el condado inglés de Berkshire, cuando quedan 17 días para que se inauguren los Juegos de Londres.

Acompañados por el presidente del Comité Organizador (LOCOG), Sebastian Coe, la soberana, de 86 años, y su marido, de 91, contemplaron cómo la comitiva olímpica llegaba hacia las 14:00 GMT (09:00 en Ecuador) a la que ha sido residencia real durante nueve siglos.

La encargada de portar la llama en uno de los momentos más emblemáticos de su itinerario por el Reino Unido fue la exjugadora de "netball" de 74 años Gina MacGregor.

En una jornada lluviosa en el centro de Inglaterra, la exdeportista llevó la antorcha hasta la entrada interior del castillo, donde le esperaban Isabel II y el príncipe Felipe con sendos paraguas plegados en la mano.

"Qué tiempo más inglés No puede hacer nada al respecto, verdad?", comentó MacGregor a la soberana, que, vestida con gabardina y sombrero, respondió, sonriendo, un escueto "No, nada".


El duque de Edimburgo, por su parte, sostuvo la antorcha durante unos instantes, comprobando su peso, y le preguntó a la relevista si pensaba "llevársela consigo a casa", una opción que tienen todos los portadores de la llama olímpica.

Tras conversar en el exterior del castillo con algunos deportistas que participaron en las Olimpiadas de Londres de 1948, la soberana y su esposo asistieron a un nuevo relevo de la antorcha.

MacGregor se encargó de encender el fuego para un nuevo corredor, el niño de doce años Phil Wells, encargado de recorrer, antorcha en mano, "The long walk", la avenida arbolada que lleva hacia castillo medieval, levantado en el siglo XI.

A las puertas del complejo se agolpaban cientos de personas para ver salir la llama olímpica tras su visita a la soberana británica.

El conjunto arquitectónico de Windsor, 37 kilómetros al oeste de Londres, está rodeado por 20 kilómetros cuadrados de bosque, un antiguo coto privado de caza para la familia real británica que en la actualidad es un parque abierto al público.

La antorcha desembarcó en el Reino Unido el pasado 18 de mayo y desde entonces recorre a manos de cerca de 8.000 relevistas gran parte de Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte, además de un breve paso por la República de Irlanda, un trayecto de casi 13.000 kilómetros.

La llama, uno de los símbolos más reconocibles de los Juegos Olímpicos, ha sacado a las calles y a los márgenes de las carreteras a millones de personas en un país que se prepara para inaugurar, el 27 de julio, las terceras olimpiadas que se celebran en Londres.

Las celebraciones olímpicas llegan poco después de otro evento multitudinario en el Reino Unido, la conmemoración en junio de los sesenta años en el trono de Isabel II. 


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