Masacre en el Reino de las Nieves


Lejos de las ejecuciones de Luis XVI y María Antonieta, o del misterioso asesinato de los zares de Rusia, hace apenas diez años tuvo lugar en Nepal la última masacre a gran escala de una familia real. Esta vez, para darle más morbo al acontecimiento, hubo rumores de amor, odio, drogas, herencias… la clásica novela de Agatha Christie, pero con sangre azul.

En 2001 reinaba en Nepal el rey Birendra, que lentamente estaba convirtiendo Nepal en un país constitucional, al menos de forma nominal. Nadie puede negar que él y su familia vivían en un lujo excesivo, mientras su pueblo tocaba fondo en el ránking de países menos desarrollados del mundo.

La mujer de Birendra, la reina Aishwarya, era una mujer de carácter que debió de ejercer con mano de hierro su voluntad sobre sus tres hijos. Sin duda, había tenido suerte. Su familia, los Rana, habían entroncado con la familia real en varias ocasiones, y su hermana Komal se casó con Gyanendra, sucesor del rey Birendra.

Un problema surgió de la nada en los últimos años cuando el príncipe heredero, Dipendra, se enamoró de una joven llamada Devyani Rana (emparentada con la reina Aishwarya). Los reyes, disgustados (sus razones tendrían) por el noviazgo, insistieron en que la relación acabase. Dipendra, dolido en lo más hondo, no soportaba ver cómo sus parientes se casaban prácticamente con quien quisieran (su hermana había contraído matrimonio y era ya madre de dos criaturas, y una tía hasta se había casado con un extranjero).

La noche del 1 de junio de 2001, se celebraba una cena en el Palacio Real de Katmandú, el Palacio Narayanhity. Allí Dipendra bebió de más, hasta el punto de que su padre, furioso, le ordenó que se retirase (o sea, “vete a la cama”). Presentes en la cena estaba gran parte de la familia real, salvo su tío el príncipe Gyanendra.

Sí estaba, sin embargo, su primo Paras, un personaje que parece salido de un libro de Shakespeare por su malicia. Paras, hijo de Gyanendra, había estudiado en el extranjero y se daba a la buena vida como quería. En el 2000 atropelló accidentalmente a un famoso cantante. Todo el mundo odiaba a Paras.

Dicho y hecho, Dipendra, disgustado, borracho y probablemente afectado por algún que otro estupefaciente, subió a su cuarto y, como era un aficionado a las armas, bajó de nuevo a la sala donde se encontraban todos y dio un tiro, apuntando al techo.

Inmediatamente después mató de un tiro a su padre, luego a su tía y luego a su tío, el príncipe Direndra cuando éste intentó detenerlo. La reina Aishwarya, ausente en otra estancia, entró para ver lo ocurrido e inmediatamente salió al jardín para pedir auxilio, acompañada de su hijo menor, el príncipe Nirajan. Dipendra los siguió, y allí mismo acabó con sus vidas. Luego encañonó el arma hacia sí mismo, y se pegó un tiro.

En total murieron, además del propio asesino, el rey Birendra, la reina Aishwarya (sus padres), la princesa Shruti y el príncipe Nirajan (sus hermanos), el príncipe Direndra (hermano del rey), las princesas Shanti y Sharada (hermanas del rey), la princesa Jayanti (prima del rey) así como el marido de la princesa Sharada. Cinco otras personas, incluidas la hermana de Aishwarya, Komal, y el príncipe Paras, fueron heridos.

El magnicidio fue de una grave importancia para Nepal. El rey sucesor fue Gyanendra, el impopular hermano del difunto rey, y padre de Paras, que poco después suspendió la constitución. La monarquía quedó finalmente abolida en mayo de 2008, y la dinastía perdió el trono para siempre. Mucho se dijo, además, de su Gyanendra y Paras habían artificiado un complot para hacerse con el poder, pero quizá nunca sepamos la verdad.

¿Y qué fue de la novia del príncipe asesino, Devyani Rana? Pues no le fue tan mal. Tuvo que escaparse a la India para refugiarse, y allí acabó casándose con un príncipe indio, en una ceremonia al que asistieron más de 2.000 personas, incluyendo el ex rey de Bhután. Actualmente ella trabaja para la ONU.

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