28 de junio de 2011

PERFIL Charlene Wittstock, de nadadora olímpica a princesa consorte

Charlene Wittstock, de 33 años, es la ex campeona de natación sudafricana de origen zimbabuense que se convertirá en Alteza Serenísima tras su boda el próximo fin de semana con el príncipe Alberto II de Mónaco.

Rubia, alta, de ojos azules, sonriente, Wittstock conoció a su futuro esposo en el año 2000 en Montecarlo, donde participó a una competición internacional de natación.

Nacida el 25 de enero de 1978 en Bulawayo, segunda ciudad de Zimbabue, la joven ha demostrado que sabe esperar, y que tiene la paciencia, determinación y entrega requeridas para convertirse en la princesa soberana de una de las últimas monarquías europeas.

La futura princesa, que creció al borde de una piscina, se instaló hace cinco años en Mónaco, y hasta hace sólo un año no recibió el esperado anillo de compromiso.

En este lapso, la chica musculada y fuerte, que vestía ropa deportiva y calzaba sandalias, se ha convertido en una bella mujer, de silueta esbelta y elegante, que viste creaciones de modistas como Giorgio Armani, que ha diseñado su vestido de novia.


Charlene, cuya madre practicó salto de trampolín a nivel olímpico y fue entrenada al principio por su padre, comenzó a nadar a los tres años y a los ocho descubrió su pasión por esta disciplina determinante en su vida. Empezó a llamar la atención por su destreza al principio de los años 90, en los campeonatos de menores de Sudáfrica.

A los 17 años se instaló en Durban para seguir al entrenador Graham Hill y en 2000 representó a Sudáfrica en los Juegos Olímpicos de Sidney.

En 2002 ganó tres medallas de oro en la Copa del Mundo, en los 50 metros y 100 metros espalda y en la posta de 4x100 metros.

Una lesión en la espalda la mantuvo alejada de la competición, pero su popularidad no se vio afectada, ya que la prensa sensacionalista ha aprovechado cada una de sus furtivas apariciones con el príncipe de Mónaco.

Fue vista por primera vez junto a Alberto en 2001 en Montecarlo. En 2006, sus apariciones conjuntas se multiplicaron. Primero en los Juegos Olímpicos de Turín, en febrero, y en mayo en el Gran Premio de Fórmula 1 de Mónaco.

Pero para Alberto, fogueado por los múltiples compromisos que ya le habían atribuido, los comentarios de la prensa eran prematuros. Inició demandas judiciales contra la revista francesa Paris Match, que publicó un reportaje titulado "Alberto y Charlene, un anticipo de la luna de miel", ilustrado con fotos de ambos durante unas vacaciones en las islas Maldivas.

También Charlene, que se instaló hace varios años en Mónaco, ha resistido siempre a las presiones de la prensa sensacionalista, que sigue de cerca todos sus gestos.

Cuando se la interroga, dice ser "abierta y positiva". Le gustan los viajes por Europa, en especial Italia, Francia y España, y ha estado comprometida con acciones humanitarias.

Pero sobre todo dice que "adora" a los niños, lo que es de buen augurio para los monegascos. La futura esposa del príncipe Alberto de Mónaco declaró recientemente al diario francés Journal de Dimanche que desea tener un hijo rápidamente.

"Adoro los niños. Fundar una familia está en nuestros proyectos. Esperamos tener un hijo pronto", declaró Wittstock, que ha adelantado que piensa dar a sus hijos una disciplina deportiva, que cree les ayudará a "darle un sentido a sus vidas". (AFP)

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