"Querido Líder, Camarada, Comandante Supremo"... cualquier título es poco para ilustrar la faraónica vida que llevó Kim Jong-Il, uno de los dictadores más poderosos y crueles del mundo, fallecido este sábado. Apasionado por el cine, enamorado de Elizabeth Taylor, bon vivant oriental, ocultó tras una "cortina de hierro" una personalidad acomplejada que gobernó un país minado por la hambruna y la falta de democracia.