El príncipe heredero de Holanda, Guillermo-Alejandro, y su esposa la princesa Máxima, se han desprendido "por un precio simbólico" de la mansión de lujo que tenían en Mozambique, una parte de la cual fue supuestamente pagada en un paraíso fiscal, informa la publicación holandesa Elsevier.
Finalmente, la mansión de lujo fue vendida el pasado día 11 por un "precio simbólico" a Machangulo SA, una organización que opera como cooperativa de propietarios y gestiona un proyecto de desarrollo local.
En un principio, la pareja real intentó que Machangulo no fuera sólo sinónimo de residencia de lujo, sino que apostaron por crear un proyecto de ayuda al desarrollo en toda la zona, para "aportar su granito de arena a la colectividad local", apunta Elsevier.
No obstante, desde un primer momento arreciaron las críticas desde el Parlamento y también en numerosos artículos y columnas de opinión en la prensa holandesa por el "dispendio" económico que suponía mantener esa residencia.
En realidad, la polémica no dejó de perseguirles. El último y desagradable episodio se produjo en junio del año pasado después de que el periódico holandés De Volksrant pusiera en evidencia que los futuros reyes usaron para pagar al menos una parte de esa lujosa residencia algunos paraísos fiscales, como la isla de Jersey, en el Canal de la Mancha, aunque "siempre dentro de la legalidad", según precisó la Casa Real.
Ya en 2009, medios holandeses se hicieron eco de las fuertes críticas a la pareja real por haber decidido construir esa residencia en plena época de crisis en Europa.
Gran parte de los comentarios se centraban en el hecho de que aparentemente la construcción no reportaría beneficios directos a la población local y que se trataba de un "capricho real" y de un "despilfarro" del dinero de los contribuyentes holandeses.
Finalmente, la mansión de lujo fue vendida el pasado día 11 por un "precio simbólico" a Machangulo SA, una organización que opera como cooperativa de propietarios y gestiona un proyecto de desarrollo local.
En un principio, la pareja real intentó que Machangulo no fuera sólo sinónimo de residencia de lujo, sino que apostaron por crear un proyecto de ayuda al desarrollo en toda la zona, para "aportar su granito de arena a la colectividad local", apunta Elsevier.
No obstante, desde un primer momento arreciaron las críticas desde el Parlamento y también en numerosos artículos y columnas de opinión en la prensa holandesa por el "dispendio" económico que suponía mantener esa residencia.
En realidad, la polémica no dejó de perseguirles. El último y desagradable episodio se produjo en junio del año pasado después de que el periódico holandés De Volksrant pusiera en evidencia que los futuros reyes usaron para pagar al menos una parte de esa lujosa residencia algunos paraísos fiscales, como la isla de Jersey, en el Canal de la Mancha, aunque "siempre dentro de la legalidad", según precisó la Casa Real.
Ya en 2009, medios holandeses se hicieron eco de las fuertes críticas a la pareja real por haber decidido construir esa residencia en plena época de crisis en Europa.
Gran parte de los comentarios se centraban en el hecho de que aparentemente la construcción no reportaría beneficios directos a la población local y que se trataba de un "capricho real" y de un "despilfarro" del dinero de los contribuyentes holandeses.