En un tono más conciliador que el utilizado previamente por miembros del Gobierno bahreiní, el dirigente, considerado un moderado dentro de la administración, ha declarado que, "sin duda, todas las partes han cometido errores durante el periodo reciente", del que también se han extraído "lecciones".
Así, ha apuntado que tras las revueltas iniciadas en febrero la actividad del Gobierno se centra en aspectos clave tanto a nivel nacional como internacional. "Bahrein está plenamente comprometido en seguir con las reformas, un programa liderado por su majestad el rey Hamad durante la última década", ha asegurado. El príncipe heredero ha abogado por lograr el máximo "consenso" posible en estos cambios.
Al menos 29 personas fallecieron en el marco de las concentraciones antigubernamentales. De los fallecidos, todos menos seis eran chiíes, protagonistas de estas concentraciones contra el régimen, controlado por la minoría suní.
El Gobierno prevé levantar la próxima semana el estado de emergencia promulgado para sofocar las revueltas, después de levantar esta semana el toque de queda nocturno vigente en la capital, Manama.
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