16 de junio de 2011

«¡Borbones a los tiburones!»

Una treintena de personas con una bandera republicana le ha abucheado. Al oír los gritos, el príncipe les respondió con un saludo y una sonrisa.



La indignación de los acampantes españoles llegó a las mismísimas puertas del palacio, y el rey Juan Carlos y su familia están siendo testigos de ataques cada vez más frecuentes por parte de los manifestantes. Además, a los problemas de salud del rey Juan Carlos y la crisis social que afecta al país, se suman las conjeturas sobre el futuro de la dinastía.

El amplio grupo de manifestantes que hace semanas paraliza el centro de Madrid incluso llegó a pedir un referéndum para que España pueda decidir si continuar con la Monarquía o implantar una República.

Hoy el objeto de la indignación fue el príncipe Felipe, heredero de la corona. Unos treinta “indignados” se concentraron en las puertas de la Universidad Autónoma de Madrid para ser testigos de la llegada del príncipe y del ministro de Educación, a quienes insultaron.

Los manifestantes - al grito de “¡Fuera!” y “¡Los Borbones a los tiburones!”- portaban pancartas con lemas como “La ley de extranjería para la Reina Sofía” -que es griega- e hicieron flamear una bandera republicana. Se escucharon además silbidos y gritos de “criminales” y “delincuentes” cuando el príncipe y el ministro llegaron al recinto universitario.

El hijo del rey se limitó a responderles con un saludo y una sonrisa. No fue así, sin embargo, hace dos semanas cuando, en Pamplona y tras escuchar un grito de “¡Viva la República!”, decidió acercarse a conversar con una chica que hizo la protesta.

En el transcurso de la charla, grabada por un testigo con su celular, la mujer pidió a Felipe de Borbón que se realizara el referéndum, a lo que el príncipe le respondió que eso no depende de nadie, sino de la Constitución, votada en 1978.

La española se quejó de no haber votado la Constitución, a lo que el príncipe le contestó que él tampoco. Un testigo la increpó: “¿Ese es el único problema que tiene en su vida?”. “Quiero dejar de ser súbdita para ser ciudadana”, replicó la aludida.

“Yo no puedo decirle cambie de deseos porque sean contradictorios con los míos”, finalizó Felipe. “Yo quiero cumplir con mi deber, creo que he aprendido a hacerlo, intento hacerlo lo mejor posible y cumplo con la Constitución”. Acto seguido, la felicitó por haber conseguido “su minuto de gloria” y se despidió de ella. El video fue subido a YouTube, pero pronto desapareció.

Se dice que España no es monárquica, sino “juancarlista”, y que las cosas cambiarán drásticamente al morir el rey. Los especuladores, apoyados en la popularidad del rey, temen que el cambio generacional sea traumático.

El monarca, que sucedió a un dictador en 1975 y transformó a España en una democracia, se ganó el afecto nacional y nadie se atreve a cuestionarle su labor. Su temperamento y su falta de pudor para decir lo que piensa, le hicieron crecer en popularidad.

Hace unos años hizo callar al presidente venezolano, y semanas atrás se quejó ante la prensa de que algunos medios digan "que está para morir" y que está "listo para que me metieran a la caja (ataúd)”.

Prueba de ello es que, en toda la crisis, el rey no recibió, hasta ahora, ningún insulto ni una critica más que las que se alzaron para solicitarle que ejerciera su papel de mediador de la vida nacional y “pusiera orden”. No quieren que sea simplemente un símbolo.

Juan Carlos tiene el mérito de haber mantenido a la monarquía continuamente durante más de 35 años, todo un récord para los Borbones. España es el único país que, desde 1808, expulsó a casi todos sus reyes. Pero la restauración monárquica quedaba siempre como una posibilidad abierta. Por eso, si los españoles son los que más reyes han derrocado, son también los que más tronos han restaurado.

Publicado en Perfil.com el 16 de junio de 2011 

Artículos relacionados:
El Príncipe de Asturias debate con una republicana en las calles de Pamplona

Las últimas noticias de Coronas Reales