Al 'príncipe sexy', curioso e impulsivo, le encanta el debate y detesta que le lleven la contraria, siempre dice la última palabra. El viernes cumplirá 90 años.
Del príncipe Felipe, duque de Edimburgo, se han dicho y escrito muchas cosas, y no necesariamente buenas. Su carácter beligerante y sarcástico le ha creado numerosos enemigos. Su peculiar y ofensivo sentido del humor –si es que se le puede llamar así– ha sacado con frecuencia los colores a la propia monarquía.
Con o razón o sin ella, la supuesta infidelidad a la reina es objeto de eternas especulaciones. “Autoritario” e incluso “filonazi” son dos epítetos aplicados a su figura.
El príncipe sexy cumplirá el viernes 90 años, de los cuales ha pasado más de 70 en compañía de Isabel II –primero como novio y luego más de seis décadas como marido–, dedicado fundamentalmente a reforzar la institución monárquica y ayudar a sortear los icebergs en forma de escándalos sexuales y financieros de sus hijos.
El príncipe sexy cumplirá el viernes 90 años, de los cuales ha pasado más de 70 en compañía de Isabel II –primero como novio y luego más de seis décadas como marido–, dedicado fundamentalmente a reforzar la institución monárquica y ayudar a sortear los icebergs en forma de escándalos sexuales y financieros de sus hijos.
Y lo hace en plena forma, como demuestran las miradas a Pippa Middleton durante la reciente boda de los duques de Cambridge, o a Carla Bruni en una visita oficial al Reino Unido.
Siempre ha tenido ojo para las mujeres. Para quienes en cambio nunca ha tenido tanto ojo es para los periodistas, y puede decirse que el sentimiento es mutuo salvo honrosas excepciones, como aquellos que han tenido el privilegio de escribir sus biografías.
Se refiere a la prensa como “basura” (en realidad usa una palabra más dura), y cuentan fuentes del palacio de Buckingham que por las mañanas abre el periódico a la hora de su copioso desayuno a base de té y pescado ahumado, y exclama en voz alta: “¡A ver qué mentiras cuentan hoy de mí!”.
Siempre ha tenido ojo para las mujeres. Para quienes en cambio nunca ha tenido tanto ojo es para los periodistas, y puede decirse que el sentimiento es mutuo salvo honrosas excepciones, como aquellos que han tenido el privilegio de escribir sus biografías.
Se refiere a la prensa como “basura” (en realidad usa una palabra más dura), y cuentan fuentes del palacio de Buckingham que por las mañanas abre el periódico a la hora de su copioso desayuno a base de té y pescado ahumado, y exclama en voz alta: “¡A ver qué mentiras cuentan hoy de mí!”.
Es difícil saber lo que es verdad y lo que es mentira, pero no cabe duda que se trata de un personaje al que se le han atribuido romances –nunca demostrados más allá de toda duda razonable– con actrices, cabareteras, princesas y personajes de la televisión.
Su prima Alejandra, reina de Yugoslavia (1921-1993) comentó en una ocasión: “Rubias, pelirrojas o morenas, todas le van bien”. De lo que no cabe duda es que de joven resultaba irresistiblemente guapo, y que todavía a los 90 años tiene una excelente planta.
Curioso e impulsivo, le encanta el debate y detesta que le lleven la contraria. Siempre tiene la última palabra.
Presidente de muchas organizaciones benéficas, todavía tiene más compromisos anuales que combina con sus dos grandes hobbis: la ornitología y las carreras de carruajes.
Presidente de muchas organizaciones benéficas, todavía tiene más compromisos anuales que combina con sus dos grandes hobbis: la ornitología y las carreras de carruajes.
Hace dieta y nada regularmente en la piscina del palacio. Felipe tiene una especie de imán, y no únicamente para el sexo contrario.
Los indígenas de Tanna, una de las 83 islas del archipiélago de Vanuatu en el océano Pacífico, lo veneran como un dios desde que una vez hace muchos años llegó en un barco y les regaló un cerdo, y han hecho todo lo posible para que les visitara con ocasión del 90.º cumpleaños y pasara el día en una choza sin electricidad ni agua corriente, en vez de rodeado de las comodidades del castillo de Windsor. Ni que decir tiene que han fracasado en su intento.
El duque de Edimburgo se ha burlado de los chinos por tener los ojos rasgados y de los niños sordos de Gales por su supuesta “falta de oído” para la música, pero en cambio felicitó al ex presidente Stroessner porque Paraguay era entonces “uno de los pocos países donde el poder no está en manos del pueblo”; o lo que es lo mismo, por ser una dictadura.
Pero si sus contrastadas simpatías por la ultraderecha han dado motivo a numerosas críticas, ninguna acusación tan grave y tan sentida como la del magnate egipcio Mohamed al Fayed, que le ha atribuido pública y repetidamente el “asesinato” de su hijo Dodi y la princesa Diana, en conspiración con los servicios de inteligencia francesesybritánicos. Detractores no le faltan, y enemigos menos aún.
Articulos relacionados:
» El "Duque del peligro" no se arrepiente de sus metidas de pata
» Felipe de Edimburgo, una infancia trágica
» Así fue la boda de Isabel de Inglaterra y "el príncipe sexy"
Los indígenas de Tanna, una de las 83 islas del archipiélago de Vanuatu en el océano Pacífico, lo veneran como un dios desde que una vez hace muchos años llegó en un barco y les regaló un cerdo, y han hecho todo lo posible para que les visitara con ocasión del 90.º cumpleaños y pasara el día en una choza sin electricidad ni agua corriente, en vez de rodeado de las comodidades del castillo de Windsor. Ni que decir tiene que han fracasado en su intento.
El duque de Edimburgo se ha burlado de los chinos por tener los ojos rasgados y de los niños sordos de Gales por su supuesta “falta de oído” para la música, pero en cambio felicitó al ex presidente Stroessner porque Paraguay era entonces “uno de los pocos países donde el poder no está en manos del pueblo”; o lo que es lo mismo, por ser una dictadura.
Pero si sus contrastadas simpatías por la ultraderecha han dado motivo a numerosas críticas, ninguna acusación tan grave y tan sentida como la del magnate egipcio Mohamed al Fayed, que le ha atribuido pública y repetidamente el “asesinato” de su hijo Dodi y la princesa Diana, en conspiración con los servicios de inteligencia francesesybritánicos. Detractores no le faltan, y enemigos menos aún.
Articulos relacionados:
» El "Duque del peligro" no se arrepiente de sus metidas de pata
» Felipe de Edimburgo, una infancia trágica
» Así fue la boda de Isabel de Inglaterra y "el príncipe sexy"