20 de septiembre de 2011

La Carroza de Oro holandesa vuelve hoy a desfilar por las calles del reino: ¿Qué es el 'Prinsjesdag'?

Cada año, el tercer martes de septiembre es siempre un día de grandes expectativas en Holanda. Se le llama "Prinsjesdag": el Día del Príncipe. Pero en realidad de príncipes ni hablar. Recorrido fotográfico.






El tercer martes de septiembre de cada año, la reina Beatriz de Holanda se convierte en el centro de la atención de toda Holanda. El porqué de esta atención se centra en el discurso que pronuncia la reina, que en holandés se llama De Troonrede, el "Discurso del Trono"

Este discurso es en realidad una larguísima enumeración de los detalles del nuevo presupuesto nacional, presentado en esa fecha por los señores ministros. Como lo que decide el gabinete en los terrenos financiero, económico y social afecta de una u otra forma a todos los habitantes de este reino sin par, todo el mundo se encuentra a la expectativa.

El discurso es leído por la soberana año tras año, en presencia de todos los miembros de las Cámaras Alta y Baja, en la Ridderzaal, la Sala de los Caballeros, una edificación de 500 años de antigüedad. Todos los miembros de ambas cámaras del Parlamento se encuentran presentes, así como cientos de otros distinguidos invitados, tanto holandeses como extranjeros. Los hombres visten esmoquin y las mujeres sus mejores galas.

Y no se trata solamente de vestido. Los sombreros que muchas mujeres lucen durante la Apertura del Año Parlamentario se han vuelto famosos. Quizás inspiradas por el amor por los sombreros de la propia Reina Beatriz, muchas políticas parecen no fijarse en gastos cuando se trata de elegir su tocado.

La vista suele ser espectacular aunque no todos la admiran por igual. “Por supuesto se puede se puede cortar algo de lujo. Por ejemplo en los carísimos trajes que se llevan ¡por un día!, podrían ser algo menos”. Según espectadores, la pompa del día debe mantenerse pese a todo, incluidas las crisis económicas. “No creo que debiera cortarse nada. En Holanda no hay tantas ceremonias que incluyan al Parlamento, y no es malo ponerlo en el centro de la atención una vez al año”.

La Carroza de Oro de la monarquía holandesa

El Carruaje Dorado es una de las pocas 'extravagancias' de la familia real holandesa. Mientras que en otras monarquías los opositores enardecidos arrojaron la carroza real a la hoguera, en Holanda el vehículo es sólo visto como un símbolo de unidad nacional. Para el Día del Presupuesto Nacional, el próximo martes 20 de septiembre, el carruaje de 113 años de edad volverá a salir del establo.



Hay una diferencia sustancial entre la carroza real holandesa y por ejemplo sus símiles de las antiguas monarquías rusa y francesa. En Holanda el vehículo es usado principalmente para el Día del Presupuesto Nacional, que marca la apertura del año parlamentario. 

Esta tradición no tiene parangón en ninguna otra parte del mundo. En esta ocasión la reina saluda calurosamente a sus súbditos, que replican con vivas y aplausos a lo largo del camino.

El Carruaje Dorado toca una fibra sensible en muchos holandeses. Resulta por eso notable la entereza con que la reina ha afrontado tantos momentos claves en la historia reciente de Holanda. Así se le ve, con la frente en alto, durante los turbulentos años sesentas. 

La Segunda Guerra Mundial estaba todavía fresca en la memoria cuando la entonces princesa Beatriz y el alemán Claus von Amsberg se casaban en medio de una conmocionada Ámsterdam, donde las bombas de humo apenas dejaban ver el paso del carruaje nupcial.


El origen del carruaje dice mucho sobre el sentimiento de unidad nacional que despierta en muchos holandeses. A fines del siglo XIX, Ámsterdam está dividida por una creciente disparidad en la distribución de la riqueza, que mantiene enfrentados a grupos sociales. 

Alentados por los oficios de un predicador entusiasta, izquierda y derecha, ricos y pobres, coinciden en una colecta para un regalo con el que celebran la coronación de la reina Guillermina en 1898. La acción tiene un éxito rotundo, ya que todos cierran filas tras la monarquía, con el carruaje dorado como resultado.

Al principio, Guillermina vaciló sobre si debía aceptar el regalo. Temerosa de las protestas en contra del boato, prefirió abstenerse de utilizar el carruaje dorado, hasta que el vehículo fue desempolvado con ocasión de su boda con el Príncipe Hendrik en 1911, lo que lo rescató de acabar convertido en pieza de museo.

El mundo todavía estaba conmocionado por los sucesos del 11 de septiembre cuando se cuestionó por primera vez la sensatez de utilizar el carruaje dorado. Por muy representativo que fuera el vehículo para la ocasión, ¿era razonable y seguro sacarlo para el Día del Presupuesto en 2001? 

Se decidió hacer un gesto: una parada en la Embajada de Estados Unidos. Nunca antes se había detenido un carruaje real holandés frente a una representación extranjera para manifestar respeto por sus víctimas.



El vehículo real está lejos de ser admirado por su belleza. No es realmente de oro, aunque está en parte revestido de este metal y el resto es pintura dorada. El techo, elevado posteriormente para dar cabida a los voluminosos tocados reales, no contribuye especialmente a su estética.

Una anécdota: en sus tiempos de estudiante, el príncipe heredero Guillermo Alejandro se vio obligado a pedir disculpas por su ausencia durante el Día del Presupuesto. En el registro, escribió el siguiente texto: "Mañana no estaré, me voy de paseo con mi madre a La Haya, en una carroza dorada”.

Desde una bomba de pintura en su ventana durante la boda del príncipe heredero Guillermo Alejandro y la princesa Máxima hasta su uso furtivo para las aventuras sexuales de los guardias de la Policía Real Militar: la vida del Carruaje Dorado dista mucho de haber sido aburrida.

Su historia ofrece razones suficientes para la publicación el año pasado de un flamante libro fotográfico de consulta con 200 páginas en inglés y holandés. Se trata de De regalo de Amsterdam a símbolo nacional, cuyos autores -Thijs van Leeuwen y Albert Stofberg- relatan la historia, diseño, construcción, decoración y uso del vehículo real holandés.

Una obra que sabrán apreciar los cientos de miles de holandeses que el tercer martes de septiembre esperarán pacientes, como todos los años, el paso del pomposo vehículo dorado.




El trono real

La soberana lee el largo y detallado discurso, sentada en uno de los tres tronos que se conservan en La Haya. La reina Beatriz tiene su trono favorito, que es de estilo neogótico, construido, yo más bien diría tallado, en el año 1904 del siglo pasado, por el famoso arquitecto holandés Cuijpers. De la mano y cerebro de este afamado arquitecto tenemos la bellísima Estación Central de Ámsterdam y la impresionante Iglesia Nueva en Hilversum.

Es curioso, pero literalmente el tercer martes de septiembre de cada año es el único día que la Reina de Holanda se sienta en su trono. El resto del año se sienta en sillas, sofás, sillones y hasta taburetes bellísimamente adornados, y que simbolizan el derecho de la realeza a sentarse. Así como lo leen.



Aunque podría llegarse a pensar que sentarse es algo común y corriente, en un pasado, no tan remoto, sentarse era un privilegio destinado solo a los ricos y nobles, los miembros de la justicia y los prelados y jerarcas de la Iglesia. Solo ellos, los poderosos, tenían derecho a sentarse. Esa tradición sigue viva, aunque un tanto "light" en la vida moderna. 

Por eso, cada año cuando la reina Beatriz entra a la Ridderzaal a leer su discurso del trono el tercer martes de septiembre, todos los presentes se ponen de pie, y esperan pacientemente parados hasta que la soberana se haya sentado cómodamente en sus respectivos tronos. 

Entre los tronos más famosos de la Casa Real holandesa se encuentra el trono del primer monarca, Guillermo I, en estilo imperio, y que se solía utilizar una vez en Bruselas y otra en La Haya. Esto era cuando Bélgica y Holanda formaban un solo país, y el monarca leía su Discurso del Trono alternadamente en Bruselas y La Haya. 

Cuando Bélgica se separó de Holanda en 1830 y decidió crear una nueva nación con monarquía propia, el trono portátil de Guillermo I fue guardado en el edificio del Parlamento en la capital belga y allí se conserva hasta nuestros días. 

El discurso real





El primer Prinsjesdag del que se tiene conocimiento tuvo lugar el 2 de mayo de 1814. Ya desde 1888 se celebra cada tercer martes de septiembre. Aunque no fue hasta después de la primera guerra mundial cuando se le dio a este día el carácter actual.

Mediante la lectura del discurso del trono, la Reina ofrece una valoración sobre el próximo curso político, se habla de esperanzas, ilusiones, promesas y se anima a la ciudadanía a compartir los logros que se esperan conseguir durante el nuevo curso político. Este discurso siempre termina con el tradicional "Leve de koningin!" al que los presentes en la sala responden con tres "Hurra!!!".


La mujer más poderosa del reino

La reina Beatriz de Holanda es la mujer más poderosa de Holanda, según publicó el año pasado la revista mensual holandesa, Opzij. En elecciones anteriores de esa revista de opinión, la Jefa de Estado no integraba la lista de candidatos.

Sin embargo, Opzij opina que Beatriz se ha distinguido por su papel en la formación de un nuevo gobierno holandés. En Holanda, la Casa Real no sólo tiene una función ceremonial sino también desempeña un papel activo en la legislación y la composición del gobierno mediante el llamado "informador y formador"; ambos designados por la monarca. Hasta el presente la revista Opzij mantenía a los miembros de la Casa Real fuera de la lista porque consideraba que no ocupaban un lugar por mérito propio.

Las últimas noticias de Coronas Reales