27 de septiembre de 2011

Subastan en Bucarest 200 objetos vinculados a la historia de la exiliada Familia Real de Rumania

Tiene lugar en Bucarest una subasta protagonizada por la destronada Casa Real rumana, en la que salen a la venta objetos que recuerdan el esplendor y la elegancia de la Rumania monárquica.




La Ópera de Bucarest será este martes 27 de septiembre el escenario de una subasta que tiene como protagonista a la destronada Casa Real rumana y en la que salen a la venta objetos que recuerdan el esplendor y la elegancia de la Rumania monárquica.

La casa de subastas Artmark licitará hoy 200 lotes vinculados con la Casa Real de Rumania, que bajo el reinado de la dinastía Hohenzollern-Sigmaringen, vivió en los siglos XIX y XX los momentos más brillantes de su historia.

Los compradores pujarán por elementos utilizados en los desfiles reales, armas y equipamiento militar, así como platos conmemorativos, medallas, banderas de la época monárquica, cuberterías y juegos de café de la fábrica que suministraba a la familia del rey.

También salen a la venta retratos reales, libros, insignias y todo tipo de carteles, pinturas y grabados.

Una de las estrellas de la subasta es un calendario pintado en 1897 por la reina Isabel -con un valor estimado entre 16.000 y 20.000 euros (de 21.000 a 27.000 dólares)-, y que lleva escritas varias máximas y reflexiones de quien fuera esposa del rey Carol I, primer monarca del país balcánico.

Otra de las joyas a subasta hoy es la Orden de Carol I, la mayor condecoración concedida durante la monarquía y cuyo valor se sitúa entre los 35.000 y los 50.000 euros (entre 47.000 y 67.500 dólares).

Pero la pieza más espectacular quizá sea el retrato que el alemán Fritz Grotemeyer pintó de Carol I.

El cuadro, de 140x89 centímetros, muestra al rey de pie, apoyado en un bastón con gesto firme, sereno y reflexivo, según la costumbre de identificar al rey con los problemas y vivencias del pueblo.

En la exposición llaman especialmente la atención dos estatuillas de bronce, a pie y a caballo, de Carol I, una bandera de la Rumania monárquica, un tocadiscos hecho por la fábrica de la familia real y los bustos de Miguel I, último rey del país, y su tía, la princesa Elena (1909-1001).

Además de objetos vinculados a la vida pública y privada de la Casa Real, la subasta ofrece valiosos documentos de la historia de la monarquía, impuesta en Rumania en 1866 cuando la nobleza local decide recurrir a una dinastía extranjera para evitar divisiones y ganar prestigio en Europa para la proclamación del Estado rumano.

La subasta, alimentada con piezas provenientes de colecciones privadas, ha generado un gran interés en el país balcánico.

"Es la primera vez que en Rumania se hace una subasta con la temática de la época de la Monarquía y de la Casa Real", explicó a Efe Valeriu Sangeorzan, de la casa de subastas Artmark.

La dinastía alemana Hozenzollern-Sigmaringen fue la elegida, y el príncipe Carlos I, que entonces tenía 27 años, estrenó el trono del país balcánico.

Bajo Carol I, Rumania consiguió su independencia total de los turcos en 1878, y en 1881 el país se proclamó como reino. La participación en la Primera Guerra Mundial del lado de los vencedores trajo a Rumania importantes ganancias territoriales y la unificación de todas las regiones donde se hablaba rumano.

Esta gran Rumania vivió una época de esplendor que vio su fin ante las convulsiones de la Europa de entreguerras. El entonces rey, Carol II, un playboy inestable y autoritario acabó instaurando una dictadura y se vio obligado a exiliarse en 1940.

Le sucedió su hijo Miguel I, de 18 años, una figura testimonial durante la dictadura del filonazi Ion Antonescu, responsable de la muerte de cientos de miles de judíos. En 1947, con Rumania ya en la esfera soviética, el país fue proclamado República Popular y el rey Miguel fue obligado a abdicar y a marchar a un exilio que continua aún hoy día.




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