25 de octubre de 2011

Arabia Saudita sepultó al príncipe en una tumba sin nombre y se abre la incógnita de la sucesión


Los restos del príncipe, procedentes de Nueva York, fueron recibidos en el aeropuerto de Riad por el rey Abdallah, que enfrenta serios problemas de salud, y del posible nuevo heredero de la Corona. Fue sepultado este martes bajo las arenas del desierto. El adiós en fotos








Dignatarios de todo el mundo acompañaron al rey Abdallah II en el adiós a su hermano, el príncipe heredero Sultan, fallecido el pasado sábado en Nueva York. Entre los dirigentes extranjeros provenientes de un centenar de países que se despidieron del príncipe figuran el vicepresidente de EEUU, Joe Biden; el emir Hamad de Qatar y el rey Abdallah II de Jordania.

El cadáver de quien era el príncipe heredero saudita, Sultan bin Abdulaziz, llegó este lunes al aeropuerto de Riad procedente de Nueva York, donde murió el pasado sábado en un hospital a causa de un cáncer de colon.

El cadáver fue recibido por el monarca saudita, Abdallah bin Abdulaziz, y por el príncipe Nayif, ministro del Interior y posible nuevo heredero del trono, junto con otros altos cargos del país, según informó la agencia de noticias estatal WAS.

El rey Juan Carlos de España habló durante la mañana del lunes, por teléfono, con el rey Abdallah, al que dio el pésame por el fallecimiento de su hermanastro. En esa conversación, don Juan Carlos comunicó al octogenario monarca saudita que será el príncipe de Asturias, don Felipe de Borbón, el que acuda a Riad a la ceremonia de condolencias por Sultan.

El funeral del príncipe heredero de Arabia Saudita ofreció el marco para que el rey Abdallah nombre a un nuevo sucesor, que se prevé será el veterano ministro del Interior, príncipe Nayif, en una medida que busca enfatizar la estabilidad del principal exportador mundial de petróleo.

El cuerpo del príncipe Sultan, cubierto en una manta marrón, fue llevado por sus hijos y nietos entre una multitud de personas que asistieron a despedirlo en la extensa mezquita Imam Turki bin Abdullah, en el centro de Riad (capital saudita). Al funeral acudió el rey saudita, a pesar de que el mismo sábado fue dado de alta tras ser operado la semana pasada de la columna vertebral.

El rezo se efectúo al mismo tiempo en todas los templos del país y fue oficiado por el gran mufti, jeque Abdulaziz al Sheikh, la mayor autoridad religiosa del país.

Por razones de seguridad, las autoridades saudíes dispusieron el cierre de algunas avenidas de la capital por algunas horas. El monarca, de 87 años de edad, que acababa de salir del hospital, tras una nueva operación de la espalda, parecía cansado. Llegó a los funerales caminando con dificultad y oró sentado en una silla, si bien este tipo de oración se realiza de pie ante los restos del difunto.

Inmediatamente después de la oración, el cadáver fue trasladado al cementerio de Al Oud, situado en la zona de Al Batha, en un lugar destinado a los miembros de la dinastía Al Saud.

La sepultura estará ubicada cerca de las tumbas del padre de Sultan, el rey Abdulaziz Ibn Saud (fallecido en 1952) y de muchos miembros de la amplia dinastía, entre ellos los reyes Faisal (asesinado en 1975), Jalid y Fahd.

Siguiendo la tradición wahabita, tal y como informa el sitio de noticias saudita ArabNews, la tumba no tiene lápida, señales ni inscripciones de ningún tipo, y los restos del príncipe, envueltos en un sudario, fueron depositados directamente en la tierra.

El cadáver fue enterrado estrictamente de acuerdo a los ritos de la sharia o ley islámica, sin ninguna opulencia, en una tumba simple y con una lápida sin su nombre. Esta sencillez tiene el objetivo de evitar que las sepulturas sean veneradas.

Después del sepelio, los dignatarios extranjeros se dirigieron al Gabinete Real para presentar el pésame al rey, los hermanos e hijos del fallecido príncipe.

Entre los dirigentes se encontraban además de Biden, el emir de Qatar y el monarca jordano, el líder palestino, Mahmud Abás; el presidente sudanés, Omar Hasan al Bachir; y el rey Hamad de Bahrein.

Asimismo, participaron el presidente paquistaní, Asif Alí Zardari; el primer ministro libanés, Nayib Mekati; el primer ministro malayo, Nayib Razak; y el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Ali Akbar Salehi, entre otros.

El Gabinete Real informó en un comunicado, citado por la agencia de noticias saudí SPA, de que el Palacio Al Yamama de Riad permanecerá abierto al público después del rezo nocturno para que los saudíes presenten sus condolencias.

Arabia Saudita, ante el dilema sucesorio

Es la primera vez desde la fundación del reino saudí en 1932 que muere el "número dos" de la monarquía, a lo que se suma el delicado estado de salud del rey, que fue dado de alta el sábado tras la reciente intervención quirúrgica que le practicaron en la columna vertebral.

En la transición se pone en juego la dirección de un importante aliado estadounidense, cuyo envejecido liderazgo está intentando reconciliar sus conservadoras tradiciones con las necesidades de una economía moderna y una población joven que mira al exterior.

"En el sistema político, este es un evento importante, pero el sistema está diseñado para asegurar la continuidad", dijo Jarmo Kotilaine, jefe economista del National Commercial Bank, en Jeddah.

"La política económica es pensada para un período de tiempo mucho más largo y probablemente no cambiará en nada", agregó.

En su reinado de seis años, el rey Abdullah impulsó cambios dirigidos a crear empleos al liberar los mercados y aliviar el dominio de los conservadores religiosos en la educación y la política social.

La muerte del príncipe heredero, que también era ministro de Defensa, podría derivar en un recambio de gabinete más amplio.

Arabia Saudita, que domina los mercados petroleros mundiales y tiene una profunda influencia sobre los musulmanes a través de la protección de los sitios más sagrados del Islam en La Meca y Medina, enfrenta la inestabilidad de la región y una confrontación con su rival Irán.

El príncipe Nayif a veces es descrito por los liberales saudíes como una figura conservadora contraria a la reforma, que probablemente adopte un enfoque prudente ante el cambio político y social y mire a la política exterior a través del ángulo de la seguridad nacional.

Sin embargo, ex diplomáticos en Riad y algunos analistas dicen que el hombre que fue ministro del Interior desde 1975 podría mostrar un costado más pragmático como príncipe de la corona, y eventualmente como rey.

"Nayif tuvo tiempo con la larga enfermedad de Bin Abdulaziz al-Saud, de actuar como príncipe de la corona y ha actuado en nombre del rey", dijo un ex diplomático. "Se ha familiarizado con la autoridad a todos los niveles", agregó.

El príncipe Nayif pertenece al grupo de príncipes denominado "los Siete Sudayris", todos ellos nacidos de la bella Hassa bint Al-Sudayri, una de las esposas favoritas del rey Abdulaziz. Los Sudayri -grupo al que pertenecía el fallecido príncipe Sultan- siempre cumplieron un rol de primer plano dentro de la familia real.








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