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Según un estudio recientemente publicado en la revista Evolution & Human Behavior, millones de personas en todo el mundo son descendientes de famosos personajes de la historia, como emperadores, conquistadores y tiranos.
La tesis es que estos hombres tendieron a establecersistemas para llegar a fecundar a cientos o miles de mujeres mientras se aseguraban de que el resto de varones estaba lo suficientemente oprimido o era lo suficientemente pobre como para tener familia.
Hoy, la humanidad contaría con millones de descendientes de esta casta privilegiada, y buena parte de ellos aún contarían con la impronta genética que pudo contribuir a que sus antepasados se alzaran entre sus congéneres para someterlos.
La antropóloga evolutiva Laura Betzig ha estudiado el desarrollo de las seis primeras grandes civilizaciones del mundo en Mesopotamia, China, India, Egipto, Perú y México. “Muchos hombres con rasgos pocos deseables para las mujeres tuvieron ocasión de transmitir sus genes a una vasta descendencia”, explica la especialista.
“Algo que, como en el caso de China, llegó a convertirse en una ciencia”, explica la experta. “Un historiador oficial atribuye a Yangdi, el emperador de la dinastía Sui del siglo VI d.C., más de 100.000 mujeres a su disposición”.
Con semejante cantidad de féminas prestas a tener a sus hijos –incluso cuando las cifras reales fuesen muy inferiores–, se imponía depurar un método para manejar tanto capital.
Con semejante cantidad de féminas prestas a tener a sus hijos –incluso cuando las cifras reales fuesen muy inferiores–, se imponía depurar un método para manejar tanto capital.
“Incluso tenían manuales que describían cómo proceder cuando una mujer atravesaba su ciclo fértil y entonces llevarla a presencia imperial para que el monarca la fecundara”, cuenta Betzig.
Otros recurrieron a la violencia para esparcir su simiente. Gengis Kan, guerrero y monarca mongol, tenía fama de acostarse con la mujer más bella de todo territorio que conquistase.
Un estudio genético reveló la parte de verdad que hay en esta leyenda con el curioso dato de que el mongol tiene hoy 16 millones de descendientes varones esparcidos por buena parte del mundo.
Dadas estas cifras, para los científicos no es imposible que miles, o cientos de miles de personas en todo el mundo sean descendientes de aquellos monarcas de la Antigüedad.
En España, el centro de genealogía iGENEA, de Zurich, ha reconstruido el perfil de ADN del faraón egipcio Tutankamon, que llegó al trono a los nueve años, de su padre Akenatón y de su abuelo Amenhotep III, descubriendo que hasta un un 70% de los varones británicos y españoles y la mitad de los de Europa están emparentados con él.
En el imperio inca había casas de vírgenes donde jóvenes de todo el territorio eran enviadas a esperar la fecundación del inca. Según Betzig, “antes de la invasión española del siglo XVI el emperador Pachacútec tuvo cerca de 400 hijos, y los de Túpac Yupanqui ascendieron a 300”.