15 de septiembre de 2011

Holanda: prohibido ofender a la reina

“Los gritos no causan dolor” fue siempre el lema en Holanda. Pero eso ha terminado. Si antes una ofensa se pagaba con una multa, ahora se exigen duros castigos para quienes ofendan a la Casa Real. Según algunos, a costa de la libertad de expresión.







El tercer martes de septiembre del 2010, el día en que se celebra la inauguración tradicional del año parlamentario, la Reina Beatriz, el príncipe heredero Guillermo Alejandro y su esposa Máxima, eran llevados en la Carroza Dorada hacia la Ridderzaal, el edificio principal del complejo de instancias oficiales del gobierno, para que la soberana pronunciara su Discurso de la Corona sobre el estado de la nación y los planes del Gabinete para el año próximo.

De repente, un hombre de entre el público arroja un pequeño vaso de plástico para poner velas contra el carruaje acorazado, mientras grita: “estafadores y ladrones”. El hombre fue arrestado de inmediato. Resultó ser Erwin Lensink, de treinta años, quien considera que la familia de la Reina Beatriz no tiene derecho a ocupar el trono de Holanda.

Ahora, un año después, Lensink todavía se encuentra en arresto preventivo, y eso es “muchísimo tiempo”, según considera también el biógrafo de la realeza y ex juez, Cees Fasseur.

“Por faltas como esta una persona no está normalmente un año en arresto preventivo, a menos que, naturalmente, los antecedentes del proceso demuestren que está justificado”.

“Alucinaciones”

Según el tribunal, el arresto preventivo dura tanto debido a que se debe investigar si Lensink está en condiciones mentales de ser sometido a juicio. Entretanto, un informe de expertos ha declarado al individuo inimputable judicialmente debido a que padece alucinaciones.

En otro informe no se menciona esa circunstancia. El Ministerio Público da por probado, en todo caso, que el hombre intentó agredir físicamente a los lacayos que caminaban junto al carruaje, destruir el coche y ofender a la Reina, al príncipe y a la princesa. Además, Lensink es acusado de haber proferido amenazas telefónicas contra dos personas, una de ellas su hermano, con quien mantiene un contencioso.

Denuncia

Según el abogado de Lensink, el arrojar contra el coche el pequeño vaso fue “una manifestación de frustración por el hecho de que no se haya hecho nada respecto a la denuncia presentada por él contra la Reina y su familia.” El Ministerio Público exige un año más de internación forzosa en una institución siquiátrica.

Otra cosa hubiera sido si Lensink hubiera lanzado el vaso contra una camioneta de la Oficina Municipal de Parques y Jardines. La familia real es protegida por artículos especiales de la Casa Real en el Código Penal que datan de 1886. Es así como una ofensa a la Reina puede significar una pena de cárcel de hasta cinco años.

Grito destemplado

El profesor de Derecho Penal, Henny Sackers confirma que la Justicia en Holanda en los últimos años cada vez más emplea el Derecho Penal para sancionar a quienes cometan faltas contra la Casa Real.

“Llama la atención que en los últimos años se haya acumulado una cantidad de incidentes en categoría 'Delitos contra la dignidad real'. Antes nunca se presentaban cargos y ahora sí. Y eso es nuevo. Ahora la Justicia actúa con fuerza en una serie de incidentes”.

Por ejemplo en el caso del hombre que en mayo de 2010 en Ámsterdam interrumpió con un grito destemplado los minutos de silencio rituales durante la ceremonia de recuerdo a los caídos en el monumento de la plaza del Dam.

A raíz del pánico que cundió entre los presentes, entre los que se encontraba la Reina, 63 personas resultaron heridas. El individuo fue acusado, entre otras cosas, de intento de asalto contra la Reina. Para el último cargo la ley prevé una pena máxima de siete años de cárcel.

Finalmente, el “gritón del Dam” fue dejado en libertad después de cinco semanas porque no pudo demostrarse si, debido al grito, la Reina u otras personas hubieran corrido peligro. La abogada Mireille van Essen, que representa tanto al que lanzó el vaso para las velas como al “gritón del Dam”, señala que se ven “cada vez más señales de que con la Casa Real no se juega.”

Libertad de expresión

“Se puede castigar a alguien por tirar un candelabro, pero no a una persona solamente por el hecho de preocuparse con la cuestión de si la Reina está legitimada o no para ocupar el trono. Hay gente preocupada de eso y me parece que eso hasta es positivo”.

Según el abogado Jef Ketelaar, la crítica a la Casa Real es “una posición política que debería estar protegida.” Según él, los jueces debieran atribuirle mayor peso a la libertad de expresión y no dejarse influenciar tan fácilmente por las exigencias de enjuiciamiento provenientes de la Justicia.
El viernes el juez dictará su fallo en el caso de Erwin Lensink.


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