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La reina Isabel II de Inglaterra reinauguró este jueves el palacio de Kensington, que fue residencia de la princesa Diana de Gales, tras estar cerrado durante dos años para unas obras de restauración.
La reina visitó el palacio junto con su marido, el duque de Edimburgo, para comprobar el resultado de esta restauración, que ha costado doce millones de libras (14.5 millones de euros) y que ha sido terminado coincidiendo con la celebración de su Jubileo de Diamantes o 60 años en el trono.
Construido en 1605 y adquirido por el rey Guillermo III en 1689, el palacio de Kensington, adyacente a Hyde Park, fue residencia de Jorge II, la reina Victoria, la princesa Margarita y la princesa Diana de Gales y sus dos hijos, los príncipes William y Henry.
Entre las modificaciones realizadas en los últimos dos años destacan la restauración de una estatua de la reina Victoria, bisabuela de Isabel II, y la reestructuración de los jardines adyacentes para crear una gran entrada desde el estanque Round Pond.
También se han creado unos espacios para que los utilicen las comunidades locales y un nuevo ascensor para que las personas discapacitadas puedan acceder a todas las plantas del palacio, que reabrirá sus puertas al público a final de mes.
Durante la visita, la pareja real tuvo ocasión de contemplar una exhibición de objetos del Jubileo de Diamantes de Victoria, la reina que más tiempo ha estado en el trono británico (64 años) , así como una muestra de algunos de sus vestidos, entre ellos el de su boda.
El Palacio de Kensington alberga una colección de más de 10 mil vestidos de la realeza británica.
El público podrá visitar la exposición sobre la reina Victoria y una muestra de vestidos de Lady Di a partir del 26 de marzo, cuando el palacio vuelva a abrirse al público.
Durante las obras de restauración del palacio, fue encontrado un graffiti obsceno en una de las columnas de madera de la entrada, fechado en 1902.