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En un memorial en Tokio en recuerdo de víctimas de la tragedia, el emperador, de 78 años y recientemente sometido a una operación de "bypass" coronario, advirtió de que todavía hay "obstáculos en el camino" para los afectados por el desastre.
"Deseo que todo el pueblo japonés esté con ellos", dijo el jefe del Estado, con traje de luto y acompañado por su esposa, la emperatriz Michiko, vestida a su vez con un kimono negro de luto.
Akihito subrayó la importancia de que, tras la experiencia del tsunami, se tomen medidas de prevención ante eventuales emergencias y se transmita lo que ocurrió hace un año a las generaciones futuras.
El jefe del Trono del Crisantemo, la dinastía reinante más antigua del mundo, se mostró además "profundamente agradecido" por la preocupación mostrada "en todo el mundo" ante la catástrofe que sacudió el país el 11 de marzo.
También agradeció la labor "de todos aquellos que trabajaron por las víctimas y también los que se esforzaron para solucionar el accidente nuclear", al tiempo que recordó a "aquellos que tuvieron que dejar su tierra" a causa de la radiactividad.
Unas 80.000 personas permanecen evacuadas en la zona de exclusión decretada en un radio de 20 kilómetros en torno a la central de Fukushima, y un número similar abandonaron sus hogares en áreas más alejadas pero también afectadas por la radiación.
El emperador, que fue dado de alta del Hospital de la Universidad de Tokio hace solo una semana tras la intervención cardiaca, había expresado en varias ocasiones su voluntad de estar presente en el homenaje de hoy pese a su delicada salud.
Unas 1.200 personas asistieron al acto oficial en Tokio, que arrancó con un minuto de silencio por las víctimas y durante el que el primer ministro, Yoshihiko Noda, se comprometió a acelerar al máximo la reconstrucción.
Cinco días después del tsunami, Akihito pronunció un histórico discurso televisado en el que, en plena crisis nuclear, instó a los japoneses a ayudarse mutuamente y resistir.
Posteriormente, viajó en siete ocasiones a las zonas arrasadas junto con la emperatriz para dar aliento a los miles de desplazados.
Coronado en 1990 emperador de Japón, el papel de Akihito es el de un monarca constitucional que sanciona los nombramientos oficiales y tiene funciones diplomáticas, sin ningún poder ejecutivo. EFE
Fuente The Telegraph
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