Alfred Hitchcock fue quien advirtió a su mayor estrella, Grace Kelly: «Tú rechazas vivir la vida para vivir una fábula». Se lo tendría que haber dicho también a Charlene Wittstock, cuya vida principesca -a la luz de los comentarios, rumores y noticias- no deja de ser una fábula casi de muy mal gusto.
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Ahora, según publica el británico diario «The Sun», la pareja de príncipes -que pasa su luna de miel en Sudáfrica- no sólo duerme en camas separadas sino que incluso está hospedada en hoteles distintos, uno a 15 kilómetros del otro.
Los recién casados han reservado una suite con una enorme cama de matrimonio y piscina privada (4.000 libras la noche) en el Oyster Box Hotel en Umhajanga Rocks, cerca de Durban.
Pero en realidad, según publica el diario británico, en este hotel sólo se encontraría la exnadadora ya que el príncipe Alberto se encontraría hospedado en el hotel Hilton.
«Debía ser una luna de miel de fábula pero la Princesa ha dormido sola a 15 kilómetros de distancia de su marido», escribe The Sun, que añade que «cuando los fotógrafos han pedido a la pareja que se besase ha sido un momento horrible ya que Charlene le ha girado la cabeza y Alberto le ha dado un frío beso en la mejilla».
Según informan varios periódicos sudafricanos, la pareja decidió no compartir techo durante estos días de asueto y Charlene habría decidido quedarse en un habitación más barata del mismo hotel, y Alberto, habría reservado otra en un hotel de Durban. Ambos establecimientos están separados por 10 millas, unos 16 kilómetros.
Uno de los periódicos, el City Press cita a una fuente del hotel de la princesa para confirmar que Charlene se alojó en la suite Buthelezi (más asequible que la presidencial), mientras que Alberto habría permanecido en el Hilton, en Durban. Este mismo periódico asegura que durante su encuentro con el presidente del país, Jacob Zuma, llegaron juntos en el mismo coche, pero se marcharon en vehículos separados.
Por último, se sabe que los Príncipes de Mónaco han acortado sus vacaciones en Sudáfrica debido a «negocios urgentes» que requieren de la presencia de Alberto II en Mónaco. El periódico especula sobre si estos «negocios urgentes» tienen que ver con el test de ADN al que podría someterse el Príncipe para resolver el misterio del tercer hijo ilegítimo que le han atribuido en las últimas semanas. Una noticia que habría provocado el intento de fuga de la esposa antes de su boda.
«Debía ser una luna de miel de fábula pero la Princesa ha dormido sola a 15 kilómetros de distancia de su marido», escribe The Sun, que añade que «cuando los fotógrafos han pedido a la pareja que se besase ha sido un momento horrible ya que Charlene le ha girado la cabeza y Alberto le ha dado un frío beso en la mejilla».
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Uno de los periódicos, el City Press cita a una fuente del hotel de la princesa para confirmar que Charlene se alojó en la suite Buthelezi (más asequible que la presidencial), mientras que Alberto habría permanecido en el Hilton, en Durban. Este mismo periódico asegura que durante su encuentro con el presidente del país, Jacob Zuma, llegaron juntos en el mismo coche, pero se marcharon en vehículos separados.
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