Fue la primera reina árabe norteamericana y su marido, Hussein de Jordania, uno de los líderes más carismáticos e influyentes de la última mitad del siglo XX en el Oriente Medio.
Desde la muerte del rey en 1999, Noor cedió protagonismo a Rania. Ahora, cuando cumple 60 años, concedió una entrevista a la versión española de la revista Vanity Fair para hablar de política internacional, de su relación con la Casa Real española y de las intrigas palaciegas.
“Mi esposo y el rey don Juan Carlos han jugado un papel mediador y aglutinador. Siempre hemos apreciado nuestras relaciones con España... Creo que no hay otro país donde haya sentido más afecto. La reina Sofía ha sido una verdadera hermana y amiga durante todos estos años. La quiero mucho, de una manera entrañable”, afirma Noor en su residencia de Londres.
Cuando se casó con Hussein pasó un tiempo con los Reyes en Mallorca y ha visto crecer al príncipe: “Estuve en su boda. ¡Me encanta Felipe!”, dice.
Sobre la princesa de Asturias, la cuarta esposa del fallecido monarca hachemí dice: “Si Letizia ha optado por mantener un perfil bajo ante la prensa, tendrá una buena razón para ello […] En mi caso y en el de Hussein, afrontábamos situaciones de vida o muerte […] Por ejemplo, yo no tengo paparazzi saltando desde cada seto de mi casa”.
Implicada en cuestiones relacionadas con el medio ambiente y el desarme nuclear mundial, Noor le ha cedido todo el protagonismo mediático a Rania. “Cuando mi esposo falleció, decidí volcar mis esfuerzos en proyectos internacionales de manera que pudiera dar más espacio a la nueva reina. Rania necesitaba un lugar propio”.
En cambio, sobre su hijastro, el actual rey Abdallah II, Noor de Jordania prefiere abstenerse: “Lo siento pero no hago comentarios sobre su forma de hacer política”.
En clave de nostalgia, esta norteamericana que en agosto cumplirá 60 años recuerda cómo conoció a su marido fallecido. “Hussein me invitó a un almuerzo porque necesitaba un arquitecto. Cuando se lo mencioné a mi padre, él me dijo en seguida que tuviese muchísimo cuidado porque las cortes reales estaban plagadas de intrigas”, cuenta. Y, aunque no habla mucho sobre la relación con el rey Hussein, cuenta que quedaban para ver películas y que le cantaba Take a chance on me (Dame una oportunidad).
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