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A menos de dos semanas de la celebración del enlace, esta semana algunos medios informativos europeos aluden a la existencia de un supuesto "pacto secreto" entre el príncipe Alberto II y su esposa sudafricana, la princesa Charlene, que permitiría a la recién incorporada a la familia Grimaldi divorciarse tras dar un príncipe heredero al Principado.
La información sobre este acuerdo partió de la web de un diario de Sudáfrica, país en el que el matrimonio ha realizado su primer viaje, y ha sido recogida por el rotativo italiano Corriere Della Sera.
De acuerdo con el semanario francés VSD, "una vez que la sucesión de la dinastía esté asegurada, cada uno de ellos será libre de nuevo. El divorcio es una tradición de familia para los Grimaldi".
Estos medios atribuyen el pacto secreto a una entente alcanzada después de un intento de fuga -según el Corriere y numerosos medios, fueron varios- de Charlene unos 10 días antes de celebrarse el enlace.
Según insinuaron el semanario francés L´Express y un consejero del príncipe, el periodista Stéphane Bern, el príncipe soberano podría haber recibido una tercera demanda de paternidad (el príncipe ya ha reconocido dos hijos naturales de 19 y 7 años).
Este habría sido el detonante de la precipitada marcha de Charlene y la razón de su actitud distante. El hecho de que, según el diario británico The Sun, durante su estancia en Durban, la pareja durmiera en hoteles separados por 15 kilómetros de distancia ha disparado la alarma.
Este habría sido el detonante de la precipitada marcha de Charlene y la razón de su actitud distante. El hecho de que, según el diario británico The Sun, durante su estancia en Durban, la pareja durmiera en hoteles separados por 15 kilómetros de distancia ha disparado la alarma.
El padre de Charlene, Michael Wittstock, salió al paso de las críticas justificando que el príncipe se quedara en el Hilton, donde participaba en una reunión del COI, en lugar de reunirse con su esposa en la lujosa suite presidencial -2.600 euros la noche- del Oyster Box. "La sesión empezaba a las 7 de la mañana. Alberto se quedó para no tener problemas de tráfico", afirmó.
Pero este no es el único síntoma de malestar en la pareja. Durante el viaje, Charlene apenas ha sonreído, a excepción del momento en el que el Nobel de la paz Desmond Tutu la abrazó. Según el diario City Press, tras visitar al presidente sudafricano Jacob Zuma, los príncipes abandonaron el lugar en vehículos diferentes.
¿Princesa infeliz? Charlene "no es feliz", concluyen los medios sudafricanos, mientras en el palacio de los Grimaldi se esfuerzan por desmentir el más mínimo asomo de crisis.
Pero este no es el único síntoma de malestar en la pareja. Durante el viaje, Charlene apenas ha sonreído, a excepción del momento en el que el Nobel de la paz Desmond Tutu la abrazó. Según el diario City Press, tras visitar al presidente sudafricano Jacob Zuma, los príncipes abandonaron el lugar en vehículos diferentes.
¿Princesa infeliz? Charlene "no es feliz", concluyen los medios sudafricanos, mientras en el palacio de los Grimaldi se esfuerzan por desmentir el más mínimo asomo de crisis.
"Es exasperante que todo el día te pidan besos. Cuando no hay fotógrafos, ¡lo hacen con placer!", sostiene Bern en el diario Le Figaro. Después de prolongar la luna de miel en un destino desconocido, está previsto que los príncipes regresen a Mónaco el día 20 para inaugurar una exposición titulada "Fastos y grandeza de las cortes de Europa". Toda una declaración de principios.
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